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Jaime de Piniés

¿Y si la solución fuera un órdago Ibérico?

Creo que una alternativa digna de explorar sería hacernos solidarios de forma inmediata con la deuda portuguesa.

Si bien deseo que nuestro país se mantenga dentro de la zona euro, echo en falta una alternativa a la postura germánica de que cada palo aguante su vela durante esta tormenta financiara. La postura de la Sra. Merkel es intachable, aunque, como he defendido en el pasado, Alemania se olvidó de los problemas relacionados con la inflación cuando se trataba de la unificación alemana y consiguió un país más grande y próspero.

Pues bien, habida cuenta de que la única solución "europea" va a ser precisamente que cada palo aguante su vela, me pregunto si no se nos podría ocurrir alguna alternativa local. Creo encontrarla en observar, primero, que si cae Portugal, España también caerá, es decir la probabilidad de un rescate de la economía española aumentaría considerablemente, por lo mucho que tenemos en juego en esa economía. En segundo lugar, ¿qué podríamos hacer para evitar ese resultado? Creo que una alternativa digna de explorar sería hacernos solidarios de forma inmediata con la deuda portuguesa. Es decir, esta alternativa supone que España avale al 100% la deuda pública portuguesa tan pronto como se puedan firmar los protocolos oportunos.

Analicemos las posibilidades de esta atrevida alternativa. Con este paso rebajaríamos la presión sobre la deuda pública portuguesa y a cambio aumentaría la presión sobre la recién creada y denominada "Ibérica". Un simple análisis muestra que la deuda pública portuguesa es aproximadamente un 7% de la española, luego el diferencial que hoy tenemos con el bono alemán a 10 años pasaría de los 269 puntos básicos (pb) actuales a 279 pb de golpe; lejos de los 412 pb de Portugal en el día de hoy. Esta medida alejaría a Portugal del abismo y daría tiempo para una convincente explicación de por qué se hace.

¿Sería una ruina para España? ¿Aceleraría la necesidad de un rescate para nuestra maltrecha economía? Las respuestas a esto, desde el punto de vista de un economista, es que todo ello depende. Depende, si esa unión se llegara a ver como un paso que refuerza el potencial de crecimiento de los dos países ibéricos juntos, entre otras razones por la ampliación del tamaño del mercado, lo cual, en último lugar, es muy posible que tuviera una buena venta y un final feliz. En ese supuesto, debería recibir la bienvenida desde Bruselas y Berlín. Pero para asegurar este fin feliz, también depende de que se superen muchas dificultades para lograr esa unión de facto. Ambos países tendrían que seguir dando pasos firmes para mejorar su competitividad, frenando su gasto público, y acelerando las reformas. En este sentido, la unión con Portugal vendría muy bien a España ya que Portugal está por delante en muchas de estas tareas. Igualmente, las barreras que existen entre el comercio y las inversiones entre ambos países deberían desaparecer en su totalidad como contrapartida del aval. Por ejemplo, no podría aplicarse un "golden share" u otras trabas administrativas, ilegales según la normativa europea, cuando la empresa de un país quisiera hacerse con otra del otro país. Y obviamente, todo ello pasa por que ambos países estén de acuerdo en crear ese macro mercado Ibérico. Como digo, Europa también estaría de acuerdo si aleja el fantasma del posible rescate de España.

Ahondar en la idea de la posible unión Ibérica produciría un rosario de pros y contras. Es cierto. Pero quizás no sea tan descabellado contemplarlo. Si nos hacemos eco de ciertos datos publicados, algo hay latente. Las encuestas más recientes apuntan a que el 40% de los portugueses apoyan una unión política con España. Con más razón se decantarían otros muchos portugueses si vieran en la unión una fórmula eficaz para evitar un rescate financiero al estilo del Fondo Monetario Internacional. No olvidemos que los portugueses tienen ya experiencia en el significado de esos "rescates" y no fue plato de buen gusto para nadie.

Por otro lado, pronto obtendríamos ventajas para el control del gasto público. El nuevo marco podría establecer un control supervisor para analizar la concesión de avales del Tesoro "Ibérico". El gasto público de las comunidades autónomas pronto tendría una fiscalización mucho más efectiva y cualquier desviación significaría la retirada del aval del Tesoro Ibérico. También tendrían que retirarse muchas trabas legales y burocráticas que impiden que el tamaño de las economías española y portuguesa alcance su plenitud (60 millones de habitantes). La regla podría ser: quien imponga regulaciones que reduzcan el tamaño del mercado se queda sin aval.

En fin, un discurso intelectual que quizá podría ser la clave para sacarnos con ventaja del entuerto en el que estamos metidos. Como los chinos, que ven ventajas en todas las crisis.

En Libre Mercado

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