Carlos Mulas-Granados, profesor de Economía y director de la Fundación Ideas, sostuvo en El País: "Lo progresista es subir los ingresos fiscales y un reparto equitativo de los sacrificios". Como "un ajuste socialmente justo sería aquel en el que contribuyeran más quienes más responsabilidad tuvieron durante la crisis financiera", entonces el fisco debe dirigirse contra la banca y "contra la contaminación, el consumo excesivo y contra la especulación financiera". No subir los impuestos es sólo un "tabú".
Que el aumento de la coacción equivalga al progreso es algo que este profesor no se toma la molestia de demostrar, como tampoco demuestra por qué el poder político debe repartir premios y castigos. A la hora del análisis económico es llamativo que hable de la crisis financiera sin mencionar a los bancos centrales, como si la banca funcionara en un sistema de mercado libre, un sistema éste en el que, por cierto, la ley se ocupa de que los responsables de los daños los paguen.
Además, no reflexiona sobre la incidencia fiscal. Incluso si aceptamos que los bancos privados son los únicos responsables de la crisis, lo que es manifiestamente falso, incluso en ese caso una imposición mayor sobre la banca no dejaría de trasladarse a los ciudadanos. Si eso es lo que el doctor Mulas-Granados desea, que lo diga claramente. Lo mismo sucede con la contaminación, con esa muestra de neopuritanismo que es atacar el "consumo excesivo" (como si esto fuera fácil de defender éticamente y de definir técnicamente), y la consabida especulación.
Dirá usted: es que se trata de un socialista, y por tanto, de una persona dispuesta a pasar ágilmente por encima de las libertades individuales a la hora de propiciar los tabúes de la compulsión política y legislativa. Por si acaso usted estuviera sugiriendo que en el PP no hay enemigos de la libertad, me permito evocar la increíble y populista propuesta de Alicia Sánchez-Camacho en la campaña electoral que encara su última semana pornográfica en Cataluña: destinar un 10% de los bonos "patrióticos" (qué nombre, Señor) a pagar a los jubilados catalanes por tener congeladas las pensiones. Si esto no es un tabú hacendístico, que venga George Harrison, cante Taxman, y lo vea.