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1920: la crisis olvidada

Al cabo de un año de aplicar una austeridad que habría hecho felices a los Padres peregrinos, la recesión había desaparecido y, en un año más, la crisis no la recordaba nadie y los americanos entraban en lo que han dado en llamar los Roaring Twenties.

viquinga dijo el día 4 de Noviembre de 2010 a las 16:23:

Hola lara, me encantan tus articulos, soy una enamorada de los estados unidos,y aunque mis conocimientos son bastantes limitados,me gustaria que aqui se pudieran hacer las mismas cosas. Por favor sigue asi, un fuerte abrazo

sesim dijo el día 31 de Octubre de 2010 a las 14:31:

Estimado Pedro197:

Totalmente en desacuerdo.

Como toda su réplica tenga el mismo rigor histórico que su afirmación "....De entrada ignoro si Harding alardeó en su campaña electoral de su pertenencia al Ku Klux Klan..." pues como para echarse a reir o llorar .... flojito flojito flojito en historia USA ... simplemente el afirmar que un miembro del Partido Republicano en esa época pudiera pertenecer al KKK es de traca .... ¡¡¡¡ Si eran objetivos declarados del KKK !!!!

O sea que el presidente impulsor de la ley nacional antilinchamientos (bloqueada por los demócratas en el senado), el de los discursos públicos a favor de la integración y el nombramiento de negros para cargos federales ..... ¡¡¡¡ Era miembro del Klan !!!! ... claro, y el gran Rabino de Jerusalem, miembro del NDSAP. Que Dios le conserve los prejuicios .... y ojo que estamos hablando de los años 20, de la segunda gran época del Klan, con fortísima implantación en los núcleos urbanos sureños (.... dominados por los demócratas ....)

Para terminar, relata ud hechos ciertos (la corrupción de la banda de Ohio) dando por hecho el conchavamiento del presidente, basandose en .... ¿¿¿¿qué??? Está el pequeño detalle de su muerto y el de que jamás se probara nada.

Todo muy riguroso.

Serguei dijo el día 29 de Octubre de 2010 a las 18:58:

Sí, el elemento juvenil es esencial. Lara Vidal como otros jóvenes del equipo de LD no son los jóvenes del botellón y la píldora del día después. Se les ve formados, con cultura y con una intrepidez notables. Es el caso de Rallo, de Mariano Alonso, el subdirector de don César, de Silvia Riveiro... Son una gente que te hace ver el mañana con cierta esperanza de que no todo serán Pajines y Bibianas.

votolibr dijo el día 29 de Octubre de 2010 a las 11:00:

Estoy de acuerdo con Serguei.

Me gusta ver como se abordan los problemas desde otras perspectivas.
Estos articulistas, junto a otros más, todos muy jóvenes, son los que hacen de Ld un periódico "inclasificable" dentro de la "mediocracia" española.
Son artículos que se pueden leer en cualquier momento, fuera del "ruido" de la noticia del momento.

Sherme dijo el día 29 de Octubre de 2010 a las 10:09:

¿Cuál depresión es la que "recuerda" Obama? ¿La del 20 o la del 29? La frase parece querer decir que es la del 20, pero sus actos, sus gastos y sus "incentivos", además de sus demagógicos discursos, recuerdan más a la "New Deal" (las segundas veces en la Historia se dan como parodia o farsa) de Roosevelt en la del 29 (y ya quisiera Obama tener la mitad de la "altura política" a pesar de que aquel estaba en una silla de ruedas).

Pedro197 dijo el día 29 de Octubre de 2010 a las 09:50:

Estimada Lara:

Totalmente en desacuerdo. Sin desdeñar algo tan beneficioso como la política de austeridad de Harding, sólo se da una visión parcial del personaje y su “gobierno”, por llamarle algo. Con todo respeto y algo de ironía me explicaré:

La legislatura de Harding, aparte de la austeridad a la que se refiere el artículo, pasó a la historia por tan enorme corrupción que nuestros gobernantes quedan como aprendices a su lado. Me refiero a los escándalos de Elk Hill y Teapot Dome. De entrada ignoro si Harding alardeó en su campaña electoral de su pertenencia al Ku Klux Klan, aunque eso sería objeto de otro tipo de debate; así que vamos a los hechos.

Harding, según entró en la Casa Blanca, hizo lo mismo que los presidentes españoles al conseguir el cargo: constituir un gobierno formado por amiguetes (como también ocurre aquí, se tomó en cuenta el aprecio personal antes que la catadura moral del personaje o la competencia para desempeñar un cargo) y la prensa americana, que siempre ha tenido muy mala baba, los bautizó como “la banda de Ohio”.

Elk Hill y Teapot Dome eran dos terrenitos en cuyo subsuelo existían bolsas de petróleo reservadas por el Estado para la marina en caso de necesidad de combustible. En los años veinte era escaso el riesgo de verse implicados en una guerra, así que Harding decidió arrendar la explotación de esos yacimientos a particulares mediante subasta pública. Al instante apareció un empresario amigo del ministro Albert Fall (el colega de la banda encargado de la licitación), volcó en su escritorio un maletín lleno de dólares y le fue adjudicada digitalmente (a dedo) dicha explotación sin permitir que nadie pujara. La colusión pasó más o menos inadvertida hasta que el empresario implicado se percató de que en las lindes de aquellos terrenos se levantaban pequeñas refinerías privadas que, según él, perforaban en oblicuo para gorronear su petróleo, algo así como cuando inclinamos una pajita en un vaso de refresco y sorbemos. El tipo fue a ver a Fall, le recordó lo mucho que se apreciaban (y la pasta que le había donado) y el ministro, en un alarde estratégico digno de Pericles, tuvo la genial ocurrencia de enviar a los marines para que sacaran a guantazos a aquellos sedicentes chupópteros. Lógicamente a los petroleros expulsados no les hizo ninguna gracia, acudieron en tropel a la prensa y los tribunales y se organizó la marimorena.

Fue tan enorme el follón que en aquella época la gente se entretenía por igual mirando en los periódicos los resultados deportivos y la marcha del juicio a la banda de Ohio y demás coleguitas. Finamente Albert Fall y varios compinches acabaron entre rejas mientras su íntimo, el Presidente Harding, eludió el impreachment (una especie de moción de censura) y el trullo al morir de un ataque al corazón; según su viuda provocado por la angustia producida tras ver a sus inocentes amigos crucificados por la opinión pública y encarcelados tan injustamente. Pobriños.

Y eso es casi todo. Algo haría bien Harding con su política austera, pero lo demás…

Un cordial saludo.

P


Serguei dijo el día 29 de Octubre de 2010 a las 00:18:

La verdad es que cuantas más cosas leo de esta chica más me gusta. Es muy original en sus planteamientos, muy documentada y además se ocupa de cosas muy interesantes que no suele abordar casi nadie. Gran fichaje sin duda.