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Emilio J. González

Una pregunta para ZP

Lo único que ha hecho Zapatero, al menos por ahora, es esconder sus dos ministerios y sus dos políticas más controvertidas en sendas secretarías de Estado para luego poder seguir haciendo lo mismo pero sin llamar tanto la atención.

¿Para qué ha servido, en términos presupuestarios, la remodelación del Gobierno que acaba de realizar Zapatero? Desde que se anunció la nueva composición del Ejecutivo, desde las filas socialistas no han parado de lanzar mensajes en el sentido de que, con este nuevo equipo, se da un paso hacia adelante en la solución de la crisis. Algunos de los nuevos nombres que se sentarán en el Consejo de Ministros, como el sustituto de Corbacho en Trabajo, Valeriano Gómez, incluso nos anuncian parabienes por todas partes, con creación de empleo incluida. Posiblemente, este escenario tan optimista que algunos perciben es fruto del subidón de adrenalina que les ha producido su nombramiento como ministros, porque lo cierto es que aquí, mientras algunos vuelven a imaginarse el nacimiento de los tan traídos y llevados brotes verdes, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, ya está preparando un Plan B, con subidas de impuestos especiales incluidas, porque las cuentas públicas no cuadran ni por asomo con los objetivos de déficit que dice tener el presupuesto para 2011.

En este sentido, desde las filas socialistas se nos quiere vender que la desaparición de los tan controvertidos como inútiles ministerios de Vivienda e Igualdad forma parte de esa nueva vuelta de tuerca que Zapatero y los suyos quieren dar al ajuste presupuestario. A mí, sin embargo, las cuentas no me salen. Resulta que ambos departamentos se han integrado en los ministerios de Fomento, el primero, y de Sanidad, el segundo, con rango de secretarías de Estado. Resulta también que las titulares de los ministerios desaparecidos, Beatriz Corredor y Bibiana Aído, van a permanecer al frente de dichas competencias pero con un rango un escalón por debajo del que ocupaban y ahora son secretarias de Estado. ¿Qué hemos ganado con ello? Si acaso, algún que otro asesor menos, porque Corredor y Aído siguen en el Gobierno y los funcionarios adscritos a sus respectivos departamentos ahora pasan a incorporarse a Fomento y Sanidad. Por este lado, por tanto, el ahorro de dineros públicos brilla por su ausencia.

Aún así, todavía queda donde meter la tijera. Según el proyecto de cuentas públicas para 2011 que el Gobierno ha presentando en las Cortes, se preveía que el Ministerio de Vivienda tuviera una dotación presupuestaria algo superior a los 1.200 millones de euros, mientras que al de Igualdad se le asignaban algo más de cien millones. Pues bien, si ambos ministerios han desaparecido, lo lógico sería anunciar un recorte en esas partidas, ya que, aunque a los funcionarios adscritos a los mismos hay que seguir pagándolos igualmente, casi todas las políticas en marcha o previstas de ambos departamentos deberían pasar también a mejor vida. ¿Cuánto se va a ahorrar, entonces, con la retirada del Consejo de Ministros de las sillas correspondientes a Vivienda e Igualdad? Esta es la pregunta para la que no encuentro respuesta, porque todavía no he oído decir a nadie en el Gobierno, ni en las filas socialistas, que desaparecidos los ministerios, desaparecidas sus políticas. Por el contrario, lo que me llama la atención es su transformación en secretarías de Estado, porque eso quiere decir que Corredor y Aído podrán seguir haciendo lo que venían haciendo, si bien ahora bajo las órdenes y supervisión de José Blanco la primera y Leire Pajín la segunda. Vamos, que ZP pretende volver a jugárnosla, a nosotros, a la Unión Europea, al Fondo Monetario Internacional y a los mercados, haciéndonos creer que está firmemente comprometido con el ajuste de las cuentas públicas, y que está dispuesto a renunciar a dos de los pilares básicos de su estrategia política por el bien del presupuesto y de la economía española, cuando lo único que ha hecho, al menos por ahora, es esconder sus dos ministerios y sus dos políticas más controvertidas en sendas secretarías de Estado para luego poder seguir haciendo lo mismo pero sin llamar tanto la atención.

En resumen, aquí, de gastar menos dineros públicos nada de nada. Es más, al renacido Ministerio de Presidencia habrá que dotarle de recursos económicos, por pocos que puedan ser éstos. Por tanto, ¿dónde está el ahorro presupuestario de la última remodelación del Gobierno?

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