Leo enEl País al actor Alberto San Juan: "Votamos a los políticos, no a los poderes económicos que nos gobiernan". Un buen amigo me envía una viñeta del mismo diario donde un personaje pregunta: "¿Desde cuándo hay capitalismo?", y otro responde: "Desde el día que pasaron de mirarse a los ojos a mirarse a los bolsillos".
El señor San Juan no presta atención al escenario real. No hay poder económico capaz de coaccionar, salvo que cuente con la complicidad del poder genuino, el político. Probablemente, don Alberto ha ido muchas veces a El Corte Inglés. Pero no ha observado la notable circunstancia de que esa empresa, un indudable poder económico, no puede obligar a que los ciudadanos le entreguen su dinero, y tiene que convencerlos para que lo hagan libremente. En cambio, los políticos son capaces de forzarnos a pagar, y forzarnos tanto que si no les pagamos podemos ir a la cárcel. Si don Alberto no compra nada en El Corte Inglés, nadie le obligará a hacerlo. Algún día, sólo por probar quién manda aquí, podría probar a no pagar impuestos. Ya vería entonces qué poder es el que realmente gobierna.
La misma ilusión afecta al viñetista, porque la atención a los bolsillos no es algo que caracterice al capitalismo. Todo el mundo mira su bolsillo, y hace bien, porque conviene cuidar lo que es nuestro. Pero sólo hay una institución que puede quitarnos lo que es nuestro contra nuestra voluntad. A ver, ¿quién mete la mano de esa forma en nuestros bolsillos?