Respondiendo a su última pregunta, aunque en realidad se haya contestado en el párrafo anterior, decirle que su esperanza es vana y que precisamente, la propia naturaleza humana proporciona la respuesta inequívoca.
En este caso, de toda esa caterva de políticos y consejeros que rodea al presidente, incluyéndole a él mismo, ninguno es nada fuera de poder que los cobija y en el que parasitan. Diría más, son menos que nada y estoy seguro de que individualmente, apenas alguno sería capaces de llenar su despensa en ese otro mundo real en el que tiene que desenvolverse el resto de ciudadanos -exceptuando naturalmente a la inmensa pléyade de los que han conseguido un trabajo y una paga segura a costa de de los que no la tienen-.
Así pues, aunque la realidad sea dura, es peor aún que intentemos engañarnos a nosotros mismos. El cáncer se ha instalado en nuestro organismo y no remitirá de motu proprio, así que deberíamos aceptar la idea de que solo se extinguirá cuando del huésped solo queden los huesos mondos y lirondos.
Ya lo ha dicho loboe.