Ninguna de las excusas para celebrar la huelga del 29-S va a servir para que el Gobierno recule. Las acciones tomadas no son caprichos al azar, son parches que se están haciendo a un modelo injusto y decadente llamado Estado del Bienestar. El modelo económico actual es insostenible al negar la libertad individual, la función empresarial libre y al disparar el robo gubernamental (impuestos, déficit y deuda).
Las huelgas surgen con los primeros asalariados a finales del S. XVIII. Se basaban en una extorsión e incumplimiento unilateral del contrato. Es la antítesis a los fundamentos del liberalismo: propiedad, vida y libertad. Cuando un grupo aplica la violencia contra otro –exceptuando el caso de la defensa personal–, se vuelve un criminal.
La ley tendría que castigar las acciones violentas de los sindicalistas, piqueteros, delincuentes o llámenles como quiera. Pero no lo hará. Todo lo contrario, mirará hacia otra parte. La mayor injusticia es que si usted se defiende de la agresión de un sindicalista o intenta defender su propiedad privada, entonces la ley sí que le atacará. La huelga es una de las mayores absurdidades de lo políticamente correcto ya que permite el incumplimiento de contrato y la violencia indiscriminada contra las personas y sus propiedades. Algunos trabajadores irán a la huelga para que los sindicalistas, después de la huelga, no les rayen el coche u otros actos miserables de este tipo. ¿Le parece progresista y civilizado algo así?
Los sindicatos han de cambiar de registro. No se puede mantener la profesionalización del sindicalista. Es dar alas al parasitismo empresarial, al holgazán y a la violencia. Desde el momento en que a un sindicalista, como a cualquier otro activista de cualquier tipo de pensamiento (políticos incluidos), se le da un sillón en el poder, se aleja de la gente, del colectivo. Los objetivos del grupo desaparecen para saciar sus interese individuales usando eslóganes colectivistas y viscerales como "seguridad económica", por "nuestro bien", u otros que ahora usan para huelga. El poder acomoda mucho. En esta sociedad, cuando un grupo se vuelve molesto, le dan un sillón y subvenciones para que sea complaciente con el establishment, ya sean sindicatos, ecologistas, grupos de presión religiosos, antirreligiosos o asociaciones de empresarios.
Desde el instante en que la fuente de financiación primaria de los sindicatos son los impuestos –más de 1.300 millones en subvenciones y comisiones desde 2007– y éstos se convierten en un ministerio paralelo a cualquier Gobierno, se vuelven un tipo de oligarquía política más. Y cuidado, que lo último no lo dice un ultraderechista como yo, sino Julio Anguita. Los sindicatos son una parte más de los pilares del poder: sus escándalos los delatan (I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X...).
Todas la encuestan dicen que la huelga del 29-S va a ser un fracaso. Los excesos de los sindicatos han minado la confianza de la gente precisamente por los motivos enumerados: son establishment que chupan del bote. La única razón por la cual la huelga puede ser un éxito, y probablemente así sea, se debe a la extorsión de los sindicalistas amenazando a los trabajadores, destrozando la propiedad privada ajena y restringiendo la libertad de las personas para ir a trabajar y desplazarse. Los ciudadanos no podemos dejar impunes este comportamiento criminal e ilegal, por más que la ley no vaya a impedirlo.
Nosotros, los ciudadanos, estamos más avanzados que los retrógrados sindicales. Nos adaptamos al momento y somos pacíficos. No hace falta seguir sus pasos de violencia contra las personas ni contra las propiedades. Si los sindicalistas no le dejan entrar en su lugar de trabajo, haga fotos. Vaya por donde pueda retratando con su cámara o móvil a esos delincuentes y cree grupos en Facebook denunciando este acoso o coméntelo en los que ya existen: "Estoy hasta los huevos de pagar impuestos para los sindicatos". "Estos sindicatos NO nos representan. Son una vergüenza!!". "¡No! A la Huelga General. Por una sociedad civil libre y próspera". Cuelgue sus relatos en su blog o foros. Denuncie a estos sociópatas con caras, nombre y apellidos. Envíe su material fotográfico a esta casa u otros medios de comunicación. Seguro que podremos amontonar miles de atropellos y actividades delictivas. Si destrozan su propiedad privada, grábelo. Denuncie tal crimen o asóciese con otros para hacer demandas conjuntas a los responsables.
Tome parte en la huelga como "contrapiquete" silencioso. Simplemente consiste en decir "alto" al crimen de los sindicatos. A esa gran mafia que vive de nuestros impuestos y coarta nuestra libertad e individualidad. Tome acción en la huelga. Denúnciela por donde pueda.