Lejos de buscar apoyos a los Presupuestos Generales del Estado para 2011 mediante propuestas que las demás fuerzas políticas puedan considerar adecuadas para la recuperación económica, el Gobierno de Zapatero ha optado por tirar de chequera cuando ni siquiera ha presentado un esbozo de sus cuentas para el año que viene. Así, el PSOE ya ha cerrado un acuerdo con el PNV por el que, según ha explicado el propio presidente de esta formación separatista, se transferirán 472 millones de euros al País Vasco destinados supuestamente a la gestión de las políticas activas de empleo en las que se incluye bonificaciones a las empresas en sus cuotas a la seguridad social.
Al margen de que la cantidad acordada permitirá al País Vasco, con una de las tasas de paro más bajas de España, contar con un capital muy superior al del resto de autonomías que tienen transferidas las políticas activas de empleo (todas salvo Ceuta y Melilla), este apaño con el PNV servirá, para más inri, para sacar adelante unos presupuestos que, con toda probabilidad, nos llevarán a un mayor déficit y endeudamiento. Y esto es así porque Zapatero ya ha demostrado que no va a recortar más el gasto de la administración central, municipal, ni muy especialmente el de la desbocada administración autonómica. En lugar de ello, el Gobierno pretende equilibrar estérilmente las cuentas con nuevas subidas de impuestos. De hecho, la ministra de Economía acaba de plantear una demagógica y contraproducente subida del IRPF para las rentas superiores a los 120.000 euros que tendrá insignificantes efectos recaudatorios, dado el escaso número de contribuyentes que alcanzan esos niveles. Así, esta demagógica medida fiscal no será más que la antesala de una generalizada subida de impuestos, tal y como ya han advertido las Cajas de Ahorro y tal y como ya ha empezado Zapatero a justificar debido a las "circunstancias".
Y es que cuando un gobierno manirroto no está dispuesto a reducir más los gastos de las distintas administraciones ni tampoco a acometer ninguna reforma estructural, empezando por una auténtica reforma laboral que estimule la creación de empleo, la única salida que tiene para tratar de convencer a propios y extraños de que va a equilibrar sus cuentas es anunciando nuevas subidas de impuestos. Una medida que, además, dado su efecto negativo sobre el crecimiento económico, no minorará el déficit.
Y en estas estamos, con un Gobierno que sigue de la mano de los nacionalistas haciendo transferencias en competencias que debería conservar la administración central para sacar adelante unos presupuestos que abocarán a los españoles a una mayor presión fiscal sin evitarles un mayor endeudamiento. Lo que sea por seguir en el poder.