Pitufito: "... sería mejor que no atesorasen dinero en caja sino que bajasen los impuestos porque los ciudadanos saben mejor donde gastar e invertir que el estado."
De lo cual se deduce que los estímulos son necesariamente perjudiciales, ya que en todo caso empeoran la situación, al destinar los recursos de manera menos eficaz a como los ciudadanos lo harían.
El hecho de que el estado tenga capacidad par endeudarse cuando su situación financiera es buena, no significa automáticamente que ese endeudamiento represente beneficio alguno para la sociedad sino que, más bien al contrario, detraerá recursos de otras aplicaciones que la sociedad misma habría elegido con mayor acierto, para destinarlos a inversiones inevitablemente menos atinadas.
Si se trata de disponibilizar recursos para que sean bien invertidos y fomenten la actividad económica, no hay que entregárselos al estado, que siempre tiene dificultades para invertir apropiadamente los recursos, sino a los ciudadanos, quienes tienen la experiencia y el conocimiento concretos necesarios para invertirlos de modo que puedan reportar beneficio.
Es decir, hay que bajar impuestos y reducir drásticamente el gasto público, de modo que se reduzcan las ineficiencias propias de las inversiones públicas y aumente la eficiencia de la inversión privada. Osea, hay que hacer lo contrario de lo que se está haciendo.
Para que los estímulos pudiesen ser positivos se debería cumplir dos cosas, una que los estados no estuviesen endeudados y tuviesen el dinero, por lo que un incremento de gasto inversión introduciría dinero en la economía, y que los estímulos deben ser inversiones productivas. Y aún así seguramente sería mejor que no atesorasen dinero en caja sino que bajasen los impuestos porque los ciudadanos saben mejor donde gastar e invertir que el estado.
Pitufito: "... sería mejor que no atesorasen dinero en caja sino que bajasen los impuestos porque los ciudadanos saben mejor donde gastar e invertir que el estado."
De lo cual se deduce que los estímulos son necesariamente perjudiciales, ya que en todo caso empeoran la situación, al destinar los recursos de manera menos eficaz a como los ciudadanos lo harían.
El hecho de que el estado tenga capacidad par endeudarse cuando su situación financiera es buena, no significa automáticamente que ese endeudamiento represente beneficio alguno para la sociedad sino que, más bien al contrario, detraerá recursos de otras aplicaciones que la sociedad misma habría elegido con mayor acierto, para destinarlos a inversiones inevitablemente menos atinadas.
Si se trata de disponibilizar recursos para que sean bien invertidos y fomenten la actividad económica, no hay que entregárselos al estado, que siempre tiene dificultades para invertir apropiadamente los recursos, sino a los ciudadanos, quienes tienen la experiencia y el conocimiento concretos necesarios para invertirlos de modo que puedan reportar beneficio.
Es decir, hay que bajar impuestos y reducir drásticamente el gasto público, de modo que se reduzcan las ineficiencias propias de las inversiones públicas y aumente la eficiencia de la inversión privada. Osea, hay que hacer lo contrario de lo que se está haciendo.