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Emilio J. González

El infierno aguarda al otro lado del euro

Con un dólar más caro, con un euro por las nubes para nosotros fuera de él, ¿cómo podríamos afrontar semejante deuda? Pues de ninguna manera. Tendríamos que ir necesariamente a la suspensión de pagos.

¿Qué pasaría con España si tuviéramos que salir del euro, o si nos echaran de él? La cuestión no es precisamente baladí, ya que mientras en la Unión Europea aumentan las presiones para que las economías más débiles, entre ellas la nuestra, abandonen la moneda única, al menos temporalmente, para poder salvar la unión monetaria europea, nuestro presidente del Gobierno... ya lo ven, haciendo gracietas con el fútbol y el diferencial de tipos con Alemania y sin tomar las medidas que se necesitan para evitar lo que sin duda sería un desastre de dimensiones históricas. Y es que el abandono del euro sería para nuestro país un largo viaje a los infiernos sin apenas posibilidades de retorno a medio plazo.

El problema principal de tener que abandonar el euro no es que el dólar triplicase su valor; el problema es que, según los últimos datos del Banco de España, el endeudamiento exterior de nuestro país se ha incrementando hasta 1,78 veces el PIB. Con un dólar más caro, con un euro por las nubes para nosotros fuera de él, ¿cómo podríamos afrontar semejante deuda? Pues de ninguna manera. Tendríamos que ir necesariamente a la suspensión de pagos, no sólo el Estado sino también buena parte de nuestro sistema financiero. En estas circunstancias, no habría salida de la crisis no ya en años, sino en lustros, porque las Administraciones Públicas tendrían que recortar gastos salvajemente y el sector privado no tendría financiación ni para el consumo ni para la inversión generadores de crecimiento económico, empleo y bienestar. Vamos, que el futuro que nos aguardaría dejaría en una broma a la Gran Depresión.

Además de esta situación, tardaríamos mucho tiempo en salir porque aunque renegociáramos una quita de la deuda y nuevos plazos para pagar el resto, ¿de dónde iban a salir los ingresos en divisas para ello? Nuestro principal sector exportador es el turismo, pero desde la década de los ochenta no basta con lo que aporta a la economía nacional para evitar el déficit comercial. Y, hoy por hoy, no tenemos demasiados sectores exportadores de peso que puedan sumarse al turismo a la hora de exportar y generar ingresos con los que pagar esas deudas. España carece de una base industrial importante y competitiva a nivel internacional y eso es algo que no se construye de la noche a la mañana porque para ello hacen falta unos capitales para invertir que no existirían y una vocación empresarial que los gobiernos de este país se han encargado de cercenar a base de tanto impuesto, tanta traba administrativa, tanta intromisión pública en el mundo de la empresa y tanto denostar a la figura del empresario, sin la cual no hay empresa de ningún tipo.

Suponiendo, empero, que pudiéramos resolver de la noche a la mañana esa cuestión de las empresas exportadoras aún habría que abordar otro problema, que es, ni más ni menos, el energético. Nuestra dependencia del exterior en este terreno es la más alta de la UE y ha ido a más en los últimos años gracias a la mal llamada política energética de ZP, que se ha empeñado en cerrar centrales nucleares, en lugar de construir más, como están haciendo Estados Unidos y la mayor parte de nuestros socios comunitarios, y que ha apostado por unas energías renovables carísimas y subvencionadas que han hundido a otras fuentes de generación de energía. Y eso no se arregla de la noche a la mañana, sino que lleva años, puede, incluso, que decenios. En estas circunstancias, la salida del euro implicaría para nuestro país el triplicar la factura de la energía que compramos en el exterior, creando más problemas aún de balanza de pagos y de posibilidades de desarrollar nuevas industrias. Lo cual implica más dificultades aún si cabe para resolver nuestros problemas de endeudamiento externo, de financiación de la actividad productiva, de crecimiento económico y de creación de empleo, a lo que habría que añadir un empobrecimiento drástico de la población española y el que el país tenga que olvidarse de todo aquello que pudiera asemejarse, aunque fuera lejanamente, a una política social.

Este es el panorama que le aguarda a la economía española si nos vemos obligados a salir del euro. Y, mientras tanto, Zapatero a lo suyo, que no es otra cosa que no hacer lo que tiene que hacer y seguir tirando el dinero de todos, como si los avisos que están dando nuevamente los mercados en forma de incremento del diferencial de tipos con Alemania no fuera con él o, peor aún, no sea más que un simple objeto de chanza para el presidente del Gobierno.

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