Leo en este periódico que la Generalidad de Cataluña "pide" 1.000 millones de euros, pero no consigue más de 300 millones. El motivo es obvio: los inversores no se fían de esta institución pública. Se me alumbran las alarmas y me pregunto: ¿sucederá lo mismo con el Reino de España? Porque no sé si la comparación es demasiado correcta, especialmente en términos intelectuales, necesito asesoramiento y llamo a un buen amigo, Jorge Revilla, MBA en la famosa Universidad de Columbia, y le pregunto directamente: ¿Podemos fiarnos del anuncio del Tesoro Público que nos anima a los españolitos de a pie a comprar deuda pública porque tiene "la garantía del Estado"?
Mi amigo me contesta con otro planteamiento, o sea, con otras tres preguntas:
- ¿Tiene sentido comprar deuda pública como estrategia de inversión? ¿Por qué nuestro Tesoro Público, en un arrebato de generosidad, se ha decidido a hacernos partícipes de esta oportunidad, única en la vida, de ganar un dinerillo fácil? ¿Por qué a nuestro Tesoro le cuesta cada vez más trabajo colocar la deuda en los mercados de capitales?
- Significan todas esas preguntas que el Reino de España puede correr el riesgo impago, o peor, que llegue un momento que le resulte imposible reestructurar su deuda.
- No, no. Eso, hoy por hoy, es una quimera; pues que si Grecia no ha suspendido los pagos de su deuda, mucho menos lo va a hacer España, ya que nuestra situación fiscal es mucho mejor que la de los griegos; además, un posible impago de España causaría un terremoto financiero que podría llevarse al euro por delante.
- Me tranquilizas, amigo. Podemos, pues, invertir comprando deuda del Estado, es decir, nuestro dinero, como dice el anuncio, "está garantizado" por el Estado.
- No lo diría yo de forma tan tajante y optimista. El problema es que cuando invertimos en deuda quedamos expuestos a varios tipos de riesgo: el riesgo de crédito (el riesgo de que nuestra prima de riesgo aumente debido al deterioro de las finanzas públicas) o el riesgo de interés (el riesgo de que suban los tipos de interés) y esto último se aplica tanto a nuestros bonos como a los superbonos alemanes.
- Esos riesgos contradicen la creencia popular de que invertir en deuda pública es algo parecido a tener, más o menos seguro, el dinero en el banco, pero con una rentabilidad mayor.
- No es tan sencillo el asunto. Un ejemplo: ¿Qué ocurre si compramos un bono del Estado a 10 años y dentro de 2 años queremos venderlo? Seguramente nuestro "asesor independiente" nos dirá que no hay problema, que la deuda pública es una de las inversiones más líquidas gracias a un mercado secundario en el que podemos vender nuestros títulos en cualquier momento. Puede que también nos diga que nuestro bono se venderá al valor de mercado de ese momento pero sin entrar en grandes detalles, porque la deuda pública, al igual que las acciones, sube y baja dependiendo de varios factores: la famosa prima de riesgo (compensación por el riesgo asumido al prestarle a España), la evolución de los tipos de interés o su plazo de vencimiento.
- Podrías ponerme un ejemplito concreto para entenderlo mejor?
- Imagina que compramos un bono a 10 años de 1.000 euros al 4% (cada año nos paga un cupón de 40 euros). Trascurridos dos años, como nos han subido los impuestos y nos han bajado el sueldo, pensamos en los 1.000 euros que tenemos invertidos en nuestro bono. En los dos años transcurridos la prima de riesgo de nuestra deuda ha continuado al alza debido a la incompetencia de nuestros políticos para reducir el déficit público. Por otro lado, la compra por parte del BCE de la deuda soberana de los PIIGS comienza a provocar brotes de inflación y Trichet, alarmado, sube los tipos. La combinación de ambos efectos hace que los bonos del Estado se vendan en ese momento a un 6% de interés en vez del 4% a que los compramos. Al vender nuestro bono comprobamos, alarmados, que sólo nos han ingresado 875 euros en lugar de los 1.000 que esperábamos, y al pedir explicaciones, nuestro "asesor independiente" nos dice que en la letra pequeña del folleto se explica que la inversión en bonos del Estado, naturalmente, está sujeta a riesgos.¿Y si no vendo mi bono y espero los 10 años hasta su vencimiento?
- En ese caso, efectivamente, recuperarás tus 1.000 euros. Pero ¿te has parado a pensar cuál será el poder de compra de tus 1.000 euros dentro de 10 años? Si estás dispuesto a esperar diez años, creo que se te ocurrirán un gran número de inversiones con las que conservar el poder de compra de tus 1.000 euros y obtener una rentabilidad mayor.
La conclusión de la conversación con mi amigo Jorge es clara. No podemos fiarnos del anuncio: "Compre deuda pública con la garantía del Estado". Antes de tomar la decisión de comprar deuda pública, intente contestar las siguientes preguntas: ¿Cuál es la probabilidad de que España sea capaz de reducir su déficit hasta el punto que nos exigen los mercados, con un sector público sobredimensionado en el que el Estado sólo controla el 40% del gasto? ¿Qué probabilidad hay de que el encargado de recortar gastos decida recortarse a sí mismo? ¿Qué ocurrirá cuando Alemania y Francia salgan de la crisis y la política monetaria expansiva sin precedentes que se está llevando a cabo comience a producir inflación? Los tipos de interés están en mínimos históricos ¿qué es más probable, que suban o que bajen?