Declaró Joan Manuel Serrat al Semanal de ABC: "Si pretendemos ser una sociedad democrática, lo que no podemos permitir es que otro tipo de poderes la controlen y la destruyan por dinero. La sociedad especulativa está hundiendo la sociedad democrática".
Pero las sociedades democráticas no están controladas más que por el poder político democrático. Los enormes Estados, los impuestos, los gastos públicos, el sinfín de regulaciones, controles, multas y prohibiciones que padecemos fueron establecidos por gobiernos democráticos y aprobados en parlamentos democráticos. Lejos de mí el sostener que actúan sólo por dinero, aunque la verdad es que no son baratos. Lejos de mí el sostener que no hay especulación, pero lo que es absurdo es pretender que los especuladores son los que nos quitan la libertad y el dinero, y no las autoridades.
Dirá usted: Serrat es un artista, y uno muy notable, por cierto, pero no es un pensador ni tiene por qué ser riguroso en sus análisis. Los artistas no suelen serlo sino que suelen plegarse a los tópicos que más cálidos resulten a su narcisismo. No seamos, por tanto, muy severos con ellos, que además no son originales sino que repiten lugares comunes y ajenos.
Sea como fuere, es indudable que a dos profesores de Ciencia Política de la Universidad de Oxford podemos y debemos exigirles mucho rigor. Pablo Beramendi y David Rueda, que enseñan Ciencia Política en esa prestigiosa universidad, aseguran en El País que los problemas que nos acosan "no son consecuencia de un exceso de gasto sino de una falta de recaudación". El gasto público ha crecido por encima del crecimiento del PIB en todas las fases del ciclo y no sólo ahora, pero estos intelectuales no creen que ello pueda recibir la calificación de excesivo. Cabe preguntarse, por tanto, qué creerán que es un "exceso de gasto".