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Carlos Rodríguez Braun

Maldita propiedad

Cuando el poder socialista nos somete, nos arrebata la libertad y el dinero, nos multa, nos prohíbe, nos vigila y nos controla, entonces no estamos alienados sino que somos gozosamente humanos.

El distinguido periodista canario Antonio Salazar me envía una entrevista realizada en Diario de Las Palmas a don Demetrio Velasco, profesor de Deusto, con esta declaración: "parto de una obviedad y es que vivimos bajo una forma hegemónica de propiedad que es el de las sociedades burguesas y ha generado unas desigualdades brutales. Es un escándalo moral... vivimos en un mundo en el que una minoría es realmente propietaria y que imposibilita que los otros puedan ejercer el derecho natural".

La mitad de la propiedad privada de los ciudadanos es usurpada todos los años por el poder político, que a su vez condiciona y limita apreciablemente la otra mitad. Y a esto lo llama el profesor Velasco una propiedad burguesa, una extraña idea de la burguesía, que tradicionalmente asociamos con la propiedad privada. Curiosamente, don Demetrio está moralmente escandalizado con unas desigualdades que atribuye a una libertad que no existe. Y para completar el disparate anuncia que los que aún conservan la propiedad, y no el Estado, imposibilitan a otros ser propietarios.

Dirá usted: no se puede desbarrar más. Pues sí se puede. Gregorio Peces-Barba habló en El País de "la violencia de la clasificación de las personas y la personificación de las cosas... la idea de la persona como un lugar para el consumo expresión de la alienación opulenta que Marx no pudo prever... la persona que se convierte en propiedad de sus propiedades y pierde toda su humanidad". O sea que para don Gregorio estamos alienados por el consumo, cuando libremente decidimos comprar las cosas, no por el socialismo criminal por el cual debemos dar gracias a Marx, cuyas estupendas y liberadoras doctrinas se tradujeron en cien millones de trabajadores asesinados. Pero eso no es lo malo, el socialismo nunca es malo. Más aún, cuando el poder socialista nos somete, nos arrebata la libertad y el dinero, nos multa, nos prohíbe, nos vigila y nos controla, entonces no estamos alienados sino que somos gozosamente humanos.

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