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Gracias, Europa

Zapatero se ha encontrado con la realidad. De momento Europa, bendita ella, ha impedido la debacle y ha forzado un par de medidas. Por una vez ha funcionado. Es imperioso no fallarle ahora.

Ya que hay un tribunal penal internacional debería permitir castigar a los gobernantes que dilapidan dinero público. Zapatero podría servir de ejemplo.

Decíamos en marzo: "Alemania parece haber llegado a una conclusión: o se cumplen los tratados o se hacen cumplir”. Y así ha sido. La puntilla la ha dado Obama, representante de quien pone más de un 17% de los fondos del FMI, que también avala para impedir la quiebra española. 

Porque de quiebra se trata. El mes de mayo comenzó con el deterioro de los intereses que se pedían a Grecia para financiarse. Para que no suspendiera pagos, la UE estableció el 2 de mayo un mecanismo de préstamos no previsto en los tratados. La suspensión de pagos, se argumentaba, hubiera causado pánico en la bolsa y hecho imposible escalonar su deuda. Esta decisión resultó letal. Otro país, mucho más grande, no era susceptible de ser rescatado. 

A la vista de sus abrumadoras e inmediatas necesidades de financiación, la UE concluyó que España había quebrado también, junto a Portugal. No podía hacer frente a sus pagos a corto plazo. 

Llegados a este punto, el azoramiento subió un punto por un esquema del New York TimesEurope’s Web of Debt–, en que se advertía la dependencia de unos de otros que el euro y la Unión habían ido generando. Había que tomar medidas drásticas. Lo que para Alemania era claro en marzo, lo era ya para todos.

Esta vez, usando la base más que dudosa del artículo 122 del tratado de funcionamiento de la UE –cláusula de fuerza mayor– se dispuso el domingo 9 –día de Europa, por la declaración Schuman– un mecanismo de rescate de los dos nuevos quebrados: España y Portugal. Se decía, eso sí, que es disponible para todos. Y se ordenaba al BCE que comprara deuda pública de estos países para evitar el incremento de sus intereses.

Hasta ahí los hechos. Ahora bien, el que paga al flautista –Europa– elige la canción –los recortes. 

Dice Olli Rehn, que así se llama el comisario al que la mala fe de Zapatero ha entregado la soberanía presupuestaria de España que: "La coordinación de la política financiera debe realizarse a priori, de manera que se garantice que los presupuestos nacionales son coherentes con la dimensión europea, que no ponen en riesgo la estabilidad de los otros estados miembros". Amén.

El ajuste europeo es imprescindible. Si lo será, que el informe de sabios dirigidos por Felipe González coincide con lo que se dice aquí. Señal de que ha trabajado poco. Indica: "La crisis ha subrayado las debilidades estructurales que subyacen a la mayor parte de la economía europea: escasa productividad, desempleo estructural, flexibilidad laboral inadecuada, capacidades anticuadas y crecimiento escaso". 

Nuestra pertenencia al euro y la UE nos ha salvado, por el momento. Merkel y Obama han tocado la campana al borde del KO. Han empezado a forzar a Z para reducir el peso del Estado de bienestar por el envejecimiento poblacional, disminuir nuestra deuda privada y pública, e incrementar la productividad. La UE ha permitido a España, a la que Zapatero ha quebrado, ganar tiempo. A cambio requerirán serias y duraderas reformas, que no haya dudas. 

Estar en la champions league de la economía, como decía el irresponsable, va a exigir ortodoxia económica y no demagógica compra de votos. Ahorrar para poder invertir, trabajar productivamente para poder ahorrar, liberalizar reglas y aniquilar intereses creados para poder trabajar.  

Dice bien Juan Ramón Rallo: Zapatero se ha encontrado con la realidad. De momento Europa, bendita ella, ha impedido la debacle y ha forzado un par de medidas. Por una vez ha funcionado. Es imperioso no fallarle ahora.

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