Hoy como ayer, las aguerridas falanges del tercio sindical cumplen su cometido decorativo a cambio de una discreta soldada. Y contra lo que barrunta alguna derecha miope, resultan del todo inocuas.
No entiendo el final de su artículo, sr. García Domínguez, ¿añora usted la agresividad antisistema y ultraizquierdista de los sindicatos griegos? Precisamente la tragedia de España es que teniendo una masa social, con sus sindicatos a la cabeza, tán docil, pacífica y dispuesta a asumir sacrificios, el gobierno no se atreve a tomar medidas duras e impopulares. Eso es lo triste de nuestra pastueña España, que la sociedad aceptaría mansamente ajustes serios en economía, y el gobierno socialista no se atreve a acometerlos. No acabo de comprender el motivo por el que algunos creen que sería bueno una mayor agresividad sindical.
No entiendo el final de su artículo, sr. García Domínguez, ¿añora usted la agresividad antisistema y ultraizquierdista de los sindicatos griegos? Precisamente la tragedia de España es que teniendo una masa social, con sus sindicatos a la cabeza, tán docil, pacífica y dispuesta a asumir sacrificios, el gobierno no se atreve a tomar medidas duras e impopulares. Eso es lo triste de nuestra pastueña España, que la sociedad aceptaría mansamente ajustes serios en economía, y el gobierno socialista no se atreve a acometerlos. No acabo de comprender el motivo por el que algunos creen que sería bueno una mayor agresividad sindical.