Justo Zambrana aseguró en Público: "casi todas las actividades humanas se han mercantilizado", el mercado con "la exaltación del individuo" lo invadió todo, y "el auténtico disolvente de lazos sociales es el modo de vida de los mercados de consumo". Pide que una mayor intervención vaya "recuperando los equilibrios entre mercado y Estado" y pregunta: "¿Por qué no se controlan las finanzas?".
Un mundo como el nuestro, donde los Estados controlan directamente la mitad del PIB e indirectamente buena parte del resto, no puede ser definido como un mercado, y lo que ha sucedido con muchas actividades humanas es lo contrario de lo que lamenta Zambrana: no se han mercantilizado en absoluto sino que han sido forzadas a desplazarse desde el mercado hasta la política. Ante una política que invade cotas crecientes de la libertad individual, y llega a incursiones punitivas que a nuestros abuelos les habrían parecido inconcebibles, como prohibir fumar en todas partes, es muy difícil argumentar que se trata de una exaltación del individuo.
La tesis de don Justo sobre la disolución de los lazos sociales es también asombrosa, porque aunque cabría discutir el grado en que se trata de un fenómeno real, lo que es menos discutible es que eso no tiene nada que ver con el auge de los mercados a expensas de la coacción política, que no se ha producido.
Dos últimos topicazos, impropios de un economista pero extendidos entre los economistas: el "equilibrio" entre mercado y Estado, como si fueran instituciones de análoga capacidad coactiva, y la fantasía de que las finanzas no están controladas. Aunque, claro, igual se refería don Justo a las finanzas... públicas.