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Carlos Rodríguez Braun

Paro y déficit

El déficit y el paro no son alternativas entre las cuales elegir sino dos males en cuya generación el intervencionismo político y legislativo cumple un papel relevante.

El secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, le dijo esta semana a Carlos Herrera en Onda Cero: "Siendo un problema el déficit, el problema del paro es mayor". Como la primera urgencia es "generar actividad económica", la conclusión es que hay que aumentar la inversión "pública y privada", y ante esto las consideraciones del déficit no deben primar. La responsabilidad del Estado es "garantizar, si no un empleo, una prestación".

Como siempre, los enemigos de la libertad presentan la coacción como si fuera una virtud. Así, si el Estado tiene que garantizarnos empleo o prestación, no hay manera de que podamos ser libres, porque si tenemos trabajo nos quitará dinero mediante impuestos, y si no lo tenemos, hostigará a los que aún lo tengan para pagarnos el subsidio. Cualquier alternativa cierra, pues, el paso a la libertad. Otro tanto sucede con la metáfora biológica de "generar actividad", algo más que cuestionable cuando hay que ajustar un proceso de sobreinversión, y la necesidad de hacerlo mediante la inversión "pública y privada", lo que sugiere que si el sector privado reduce su inversión, entonces debe hacerlo el sector público, como si fueran alternativas análogas pero independientes, y en donde se respeta la libertad de los ciudadanos.

El aparente rigor del punto de partida oculta una falacia: el déficit y el paro no son alternativas entre las cuales elegir sino dos males en cuya generación el intervencionismo político y legislativo cumple un papel relevante, con lo cual no puede ponderarlos como si fuera un observador exterior que decidiera asignar sus propios recursos entre dos objetivos incompatibles.

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