El profesor Vicenç Navarro alabó en Público el llamado modelo sueco de impuestos altos, y argumentó así: "Pero lo que no debe ignorarse (como hace la gran mayoría de pensadores liberales) es que si sumamos lo que una familia estadounidense paga en atención a sus niños (ya sea en educación o en sanidad), vemos que esas cantidades son mucho mayores que las que pagan las familias suecas, pues en Estados Unidos sólo pagan los padres (y en servicios privados), mientras que en Suecia pagan todos los ciudadanos (y en servicios públicos)".
Don Vicenç afirma que los liberales ignoramos la diferencia entre el mercado y el Estado, entre el sector privado y el público. La realidad es la contraria: la argumentación liberal gira en torno a esa distinción, porque los liberales apoyan la libertad y rechazan la coacción.
Los cálculos del profesor Navarro parecen sugerir que en el mercado las familias se ven forzadas a pagar más que en el Estado. No se entiende bien esto, porque en el mercado las familias eligen libremente dentro de sus limitaciones, y pueden elegir pagar más o menos, mientras que en el Estado las familias no eligen libremente y sus limitaciones son aún mayores, porque es el Estado el que las fuerza a pagar y consumir. Mientras que en el mercado somos responsables y pagamos libre y directamente, en el Estado somos menos responsables y pagamos indirectamente y a la fuerza. Son pagos y pagos, de acuerdo, pero siempre pagamos los ciudadanos. La diferencia es que al profesor Navarro le parece mejor que no paguemos libremente.
Dirá usted: bueno, tal es la actitud habitual de la izquierda, hostil a la libertad, pero la izquierda no es todo en la vida, y por suerte contamos con la derecha.
Pues no estaría yo tan seguro. La secretaria del PP en Castilla-La Mancha y secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, aseguró que el agua para consumo humano "debe estar fuera de todo comercio y de cualquier otro tipo de consideración". Esto lo podría haber dicho cualquier político de izquierdas. Es más, algunos quizá no se habrían atrevido a expresar su rechazo a la libertad de manera tan diáfana.