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Carlos Rodríguez Braun

Haití liberal

Haití no sólo demuestra el fracaso del intervencionismo sino de una de sus criaturas más apreciadas: la ayuda exterior.

A la hora de explicar la miseria de Haití sería razonable empezar por el atroz y arbitrario intervencionismo de sus gobernantes, desde los Duvalier hasta el presidente actual, René Preval, admirador de los Castro y de Chávez. Pues no. Leo un artículo de Jesús Estrada en milenio.com que asegura que la culpa de la indigencia en Haití es ¡del liberalismo!

Cita a un profesor mexicano, Ignacio Román, que al parecer sostuvo que Haití ha sido uno de los países con mercados más abiertos de América Latina, y que por eso es pobre. Asombroso, porque la evidencia apunta en sentido contrario. Y asombra el señor Estrada, porque para presentar una prueba de liberalismo económico habla de las exportaciones subsidiadas desde Estados Unidos hasta Haití. No puedo estar más de acuerdo en condenar la pérfida política de los países ricos, no sólo Estados Unidos sino también la UE, de subsidiar las exportaciones, que tanto daño causa a los países pobres, a los que no se les deja vender aquí su producción agrícola. Pero, ¿qué tiene que ver eso con el liberalismo?

Haití no sólo demuestra el fracaso del intervencionismo sino de una de sus criaturas más apreciadas: la ayuda exterior. El país ha recibido cuantiosos fondos desde el extranjero, y Theodore Dalrymple recuerda en el último número de Actualidad Económica que en Haití hay 10.000 ONGs, una por cada 800 habitantes. La mayor parte de las ONGs, al revés de lo que su nombre indica, son gubernamentales y se nutren del dinero de los contribuyentes. Su fracaso, por tanto, tampoco cabe atribuirlo a ese supuesto liberalismo que algunos fantasean con que ha imperado en Haití.

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