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Raúl Vilas

Culos de oro

Tamaño sacrificio merece una jubilación en condiciones. Movidos por su marcado sentido de la justicia, nuestros culiparlantes ha decidido que siete años de estajanovismo es más que suficiente. Después, pensión máxima y a vivir.

Jennifer López fue la primera en contratar una póliza que aseguraba su espectacular, valga la redundancia, trasero. Si éste sufriera algún desperfecto la actriz portorriqueña cobraría una prima de varios millones de dólares. Probablemente lo valga, pero eso es cosa de actuarios.

A la bella Jennifer, en esto de culos valiosos, le ha salido competencia en España, más concretamente en la Carrera de San Jerónimo. El Congreso de los Diputados alberga la mayor concentración de posaderas de oro de todo el mundo. No por bellos, no se asusten, no me he vuelto loco. Porque es sabido que el grueso de nuestros diputados parlamentar lo que se dice parlamentar, poco, en el mejor de los casos; nada, en la mayoría de ellos. Los más abnegados se sientan y le dan a un botón, previa orden del partido, no vayan a pensar por sí mismos o equivocarse, que la cosa es muy complicada. Eso, los que van, cuando van. Es más fácil llenar el Bernabéu en un partido del Castilla contra el Atlético Villatempujo que los confortables sillones de sus señorías. Los periodos de sesiones no llegan a los nueve meses anuales (tres días a la semana) y a cambio reciben un sueldo muy por encima de la media, dietas a tutiplén, viajes por la cara...

Tamaño sacrificio merece una jubilación en condiciones. Movidos por su marcado sentido de la justicia, nuestros culiparlantes ha decidido que siete años de estajanovismo es más que suficiente. Después, pensión máxima y a vivir. Ellos, responsables todos por acción u omisión, de ese atraco a mano armada que es el sistema público de pensiones.

Hay quien dirá que este discurso es demagógico. Lo sería si el Congreso cumpliese con las funciones que en una democracia normal corresponden a un parlamento: el control del gasto –para eso nacieron las Cortes de Castilla, origen del parlamentarismo moderno– y ser el vehículo de la representación popular. Obviamente, ni de lejos: la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado es un mercado persa en el que los políticos chalanean con los cuartos de todos. Porque, al cabo, el Congreso es, en la práctica, un chiringuito de los partidos políticos que a través de las listas bloqueadas y cerradas falsean su función representativa. Los culiparlantes se deben al aparato que decide las listas electorales, no a quien le vota.

Resumen: un fraude que nos cuesta un riñón. O como dirían en mi tierra:Mean por nos e din que chove.

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