Frente a la ardua complejidad de lo real, la gratificante simplicidad de lo imaginario. Los siniestros capitalistas con puro y chistera de los "mercados financieros", festejando la desventura de los proletarios en medio de un aquelarre regado de champán.
La hija mamajín y papajín: “No permitiremos que el Pepé monopolice el mercado de meter miedo a los pensionistas.” Faltaría más. O menos.