ALGO SOBRE ECONOMÍA, AHORA QUE YA ESTAMOS EN CRISIS
Sobre economía está todo dicho, pero nadie lo escucha. Por ello me limitaré a reproducir algunas citas, con mi particular interpretación.
Primera, una de Dios, “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Aquí reproduzco algo que le escribía un tío mío a otro, en una carta del 15 de julio de 1957: “¡Trabaja donde sea. Todo menos comer el pan que ganan los demás!”. Como el urbanita, en términos generales, es tan ignorante que a lo mejor no sabe de donde sale el pan, lo voy a explicar. Los paletos de los pueblos siembran trigo, lo siegan, lo trillan, lo limpian y lo meten en costales –bueno ahora esto lo hacen las cosechadoras-. El trigo se lleva al molino, se hace harina –claro, el molinero se queda con una parte-, se masa la harina, se cuece en el horno y ya tenemos el pan. Así se come el pan con el sudor de la frente. Pero puede ser que uno se quiera ahorrar algún paso, por ejemplo el último, el hacer el pan. Entonces llevas el costal de trigo al molinero y él te da unos vales o tickets a cambio, que puedes canjearlos por panes, cuando quieras. Por ejemplo, si le llevas un costal de 60 kilos de trigo te puede dar 50 vales para comprar otros tantos panes de a kilo (porque el también tiene que comer de tu harina, por moler el trigo y hacer el pan). Hasta aquí todo bien, solo come pan el que lleva trigo. El que no tiene trigo, ni puede hacer pan ni le dan vales para comprarlo. Bueno si, salvo que seas Dios y hagas el milagro de multiplicar los panes y los peces.
Segunda, de Quevedo, “¿Quien hace de piedras pan sin ser el Dios verdadero?, el dinero”. Dios, al lado de los Bancos Centrales –ahora la Reserva Federal, el Banco Europeo etc.-, es un puto aprendiz al lado de estos. Hacen todos los billetes que le da la gana con los que se puede conseguir, no solo pan, sino cualquier cosa. (Ya lo dijo Dios, no solo de pan vive el hombre). Estos no necesitan trigo, ni bien alguno, para hacer billetes. El señor feudal o el clero tenían que molestarse en robar el trigo a los campesinos, estos sencillamente hacen billetes. En la medida en que un billete es la representación de un bien, vale lo que representa, igual que un vale equivalía a un pan. Pero para conseguir un vale tenías que entregar trigo. En la medida que un billete no representa nada, no vale nada. Los Estados hacen los billetes que quieren y se los dan a quien le da la gana. Generalmente los usan para pagar sus gastos cuando no tienen bastante con lo que recaudan a través de las exacciones coactivas que son los impuestos. Son un puro engaño, una defraudación, un robo mediante el engaño. Además un robo constante, sistemático, generalizado, impuesto por el poder de los Estados, ahora a nivel mundial, y sin límite. ¡Pero es una manera tan sencilla y atractiva de robar!. A quien no le gustaría hacer tarjetas de transporte, entradas para los espectáculos, tarjetas de crédito sin dinero, o sencillamente a quien no le gustaría falsificar billetes impunemente. Todo el que pudiera lo haría, y como los Estados pueden, lo hacen. Y lo hacen porque los vagos son más que los que dan trigo, y la mayoría aspira a chupar del bote robándoles el pan a los pocos que lo producen. Hacer billetes es la manera más sencilla de robar. Quizás por eso todos hemos oído alguna vez esa verdad a la que no hacemos ningún caso, y es que el dinero es el culpable de todos los males y que habría que quemarlo (porque es falso).
Tercera, de Friedrich Nietzsche (Del nuevo ídolo en Así habló Zaratustra). “El Estado miente en todas las lenguas del bien y del mal; y diga lo que diga, miente - y posea lo que posea, lo ha robado. Falso es todo en él; con dientes robados muerde, ese mordedor. Falsas son incluso sus entrañas”. Aquí poco que decir, el Estado es el nuevo Dios. Y si no creemos en el único y verdadero ¿vamos a creer en este?. Pero este no te da opción, lo mismo da creer que no, se impone y roba por la fuerza. No perdona por confesarse, castiga con la cárcel o con acabar de robarte lo poco que te quede.
Cuarta, dice Ortega: "Democracia y liberalismo son dos respuestas a dos cuestiones de derecho político completamente distintas. La democracia responde a esta pregunta: ¿Quién debe ejercer el poder público? La respuesta es: el ejercicio del poder público corresponde a la colectividad de los ciudadanos. El liberalismo, en cambio, responde a esta otra pregunta: ejerza quienquiera el poder público, ¿cuáles deben ser los límites de éste? La respuesta suena así: el poder público, ejérzalo un autócrata o el pueblo, no puede ser absoluto, sino que las personas tienen derechos previos a toda injerencia del estado. Es, pues, la tendencia a limitar la intervención del poder público." En cuanto a lo que ahora interesa hay que preguntarse ¿pueden los Estados tener el poder de hacer billetes? ¿pueden robar impunemente, por muy democráticos que sean?. Si la opinión pública lo acepta, no hay más remedio que aguantarse, pero que no le echen la culpa al mercado libre, precisamente donde no hay pan sin trigo. ¡Y anda que no es fácil de entender!. Bueno salvo que seas Dios, como ya se ha dicho. Y este es todo el misterio de la crisis, pero que más da, la crisis es permanente si el que tiene el poder roba impunemente.
Antológico artículo, Juan Ramón. Impresionante comentario, doña marga193.
Sr. Rallo, si que es cierto que "mala yerba" nunca muere y el mercado más elemental rebrota incluso en el gulag, pero... ¡cuanto sufrimiento inútil! Pero, en fin, ¡fijémonos, como Vd. dice, en la fuerza de la vida!
Doña marga193, podría extenderse su ejemplo de los vales con el de otros vales para el resto de la cadena de producción del pan, de las hoces, del tejido de los sacos, etc; también del intercambio de esos vales entre sí, etc. Pero, repito, muy bueno su comentario.