El error de Waldfogel es el de tener en cuenta sólo el valor material de los regalos. La Navidad encierra muchas otras cosas. Existe un valor intangible que acompaña los regalos, como la ilusión de niños y adultos al abrir su envoltorio.
Ignacio Moncada
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Minaya dijo el día 29 de Diciembre de 2009 a las 10:36:
Los economistas más espabilados están empezando a valorar el "capital social": la riqueza que se crea (o se puede crear) gracias a instituciones privadas como la familia, la amistad, las peñas, cofradías, hermandades y otras asociaciones, las iglesias, etc. que permiten a quienes participan en ellas alcanzar bienes materiales (y espirituales) que no podrían individualmente.
La diferencia entre el valor material percibido por quien recibe el regalo y su precio de adquisición puede perfectamente modelarse como una inversión en capital social. Y como es patente por las colas navideñas en las tiendas, los regalos de Navidad son una inversión en capital social de muy alta rentabilidad.
Los economistas más espabilados están empezando a valorar el "capital social": la riqueza que se crea (o se puede crear) gracias a instituciones privadas como la familia, la amistad, las peñas, cofradías, hermandades y otras asociaciones, las iglesias, etc. que permiten a quienes participan en ellas alcanzar bienes materiales (y espirituales) que no podrían individualmente.
La diferencia entre el valor material percibido por quien recibe el regalo y su precio de adquisición puede perfectamente modelarse como una inversión en capital social. Y como es patente por las colas navideñas en las tiendas, los regalos de Navidad son una inversión en capital social de muy alta rentabilidad.