En Navidad no se puede andar por el centro de Madrid. Entre tiendas, puestos de castañas asadas y vendedores de lotería transcurren millones de personas cada día, embozadas contra esa ola de frío que llaman invierno. Pese a eso la gente abandona en tromba la comodidad de sus casas. El motivo son las compras navideñas. Algo histórico y tradicional, tan enraizado en nuestra cultura que sin regalos la Navidad no sería la misma. A pesar de eso, ¿es posible que la costumbre de hacer regalos destruya todos los años una parte de nuestra economía?
Joel Waldfogel, profesor del Wharton School de la Universidad de Pennsylvania, ha publicado un libro titulado Scroogenomics. Dice Tim Harford en el Financial Times que nadie ha hecho más por dañar las relaciones entre la Navidad y la economía que Waldfogel. Y es que la tesis Scroogenomics es que los regalos navideños provocan una pérdida de riqueza a nivel global. La mecánica de este proceso es simple: si yo regalo a un amigo una corbata que vale 50 euros y a él no le gusta nada, esa prenda quedará colgada de su armario de por vida y nunca será usada. En este caso extremo se habrán perdido los 50 euros.
Cuando una persona se compra una corbata es porque, para él, su valor es superior a su precio. Por eso decidimos hacer el intercambio. Si para alguien una prenda de 50 euros tiene un valor de 40 euros no la comprará. Pero esto no sucede en el caso de los regalos. Waldfogel estima que los regalos de Navidad tienden a ser percibidos por un valor entre un 15% y un 30% por debajo de su precio. Esto implica que un regalo que vale 50 euros, en promedio tiene un valor para el que lo recibe de entre 35 y 42 euros. Contando con los datos de 2007 en Estados Unidos, en los que las compras navideñas supusieron 66.000 millones de dólares, la pérdida que sufrió la economía americana, según Waldfogel, fue de unos 12.000 millones de dólares. Para evitarlo, concluye el autor de Scroogenomics, lo mejor es regalar dinero.
Está claro que algo no cuadra. Si la gente de todo el mundo, haciendo uso de su libertad, decide hacer regalos a los demás será porque de alguna manera merece la pena. El error de Joel Waldfogel en Scroogenomics es el de tener en cuenta sólo el valor material de los regalos. La Navidad encierra muchas otras cosas. Existe un valor intangible que acompaña los regalos que de alguna manera compensa esa pérdida material. Es la ilusión de niños y adultos al abrir el envoltorio de un regalo, el valor de saber que tu amigo o tu pareja ha gastado parte de su tiempo en tener un detalle contigo. Eso es algo difícil de tasar, de ponerle un precio, pero sin duda compensa. Es precisamente eso lo que nos saca de la comodidad del salón y nos hace abarrotar la fría calle en pleno invierno.