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José García Domínguez

Un libro para ZP

Frente a lo que barrunta Zetapé desde la más absoluta indigencia doctrinal, si algo distingue a los neocon, ese grupo de antiguos marxistas transplantados a la derecha, es la defensa –matizada– del Estado del bienestar.

Prueba andante de que nada hay en este mundo más audaz que la ignorancia, Zapatero se lanzó a dar otra lección magistral de economía durante la performance del glamour sostenible. Así, según allí confesó, el presidente cree en el mercado, "pero no en una economía de casino como han defendido y llevado a la práctica los neoconservadores". No es la primera vez, por lo demás, que el peor alumno de Jordi Sevilla derrapa en esa dirección. Y, con toda certeza, tampoco ha de ser la última. Sobre todo, a tenor del eco entusiasta que semejante melonada logró despertar entre un público tan erudito como el orador.

Lo habría salvado, quizá, que se tratase de una distorsión intelectual deliberada; otra manipulación grosera llamada a saciar las bajas pasiones del segmento más lerdo del electorado, el de los acéfalos que exigen dicotomías elementales, primarias, de buenos y malos, rojos contra fachas, o progresistas frente a reaccionarios. Pero no. Zapatero, y de ahí lo grave, hablaba muy en serio cuando glosó ante su consternado auditorio los horrores de la doctrina económica neocon. Un asunto, huelga decirlo, del que sabe tanto como de física cuántica o de gramática inglesa. Qué desconcertante esa mezcla tan suya de temeraria incultura, alegre desparpajo y pétrea seguridad en sí mismo. Casi tan desconcertante, por cierto, como la inanidad de una derecha política que, a estas horas, aún no ha sido capaz de dar réplica a tamaño carrusel de disparates.

Y es que losneocontienen tanto que ver, por ejemplo, con la desregulación de los mercados financieros como el culo con las témporas. Al contrario, frente a lo que barruntaZetapédesde la más absoluta indigencia doctrinal, si algo distingue a ese grupo de antiguos marxistas transplantados a la derecha es la defensa –matizada– del Estado del bienestar. De ahí que el símbolo de la influencia de losneoconen el Partido Republicano fuera el homenaje de Ronald Reagan a Roosevelt, "un gran presidente americano", según sus históricas palabras. Búsquese un hueco en la agenda monclovita para leer a Irving Kristol, Daniel Bell o Norman Podhoretz, hombre. Descubrirá lo falaz de aquel eslogan que prometía "un libro ayuda a triunfar", pero, a cambio, dejará de hacer el ridículo al por mayor en algunos temas. Palabra.

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