Son los efectos AXE de la transición.
El voto catalán en el Congreso de los diputados tiene un peso del 40%, ¿qué modelo de financiación y modelo del Estado español se esperaba? Analicemos las políticas territoriales de los últimos 30 años.
Son los efectos AXE de la transición.
El voto catalán en el Congreso de los diputados tiene un peso del 40%, ¿qué modelo de financiación y modelo del Estado español se esperaba? Analicemos las políticas territoriales de los últimos 30 años.
Todos los españoles desconfiamos, en mayor o menor medida, del Estado. Muchos sabemos que en España no hay Democracia Formal en ningún nivel, ni estatal, ni autonómico, ni municipal: que no hay separación efectiva de Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, sino diferenciación funcional de uno sólo; que el Parlamento no representa al Pueblo, sino a los partidos ysus ideologías; que no hay mandato directo y revocable a los elegidos, sino un pervertido y urgente voto cada cuatro años a unas listas cerradas por las cúpulas de los partidos.
El sistema entero es un engaño producido por el poder político, económico y social tardo-franquista para perpetuarse en la exclusiva propiedad y disfrute del Estado y de sus negocios, más allá de la Dictadura. El consenso que devino en la Monarquía Partitocrática lo hicieron esos verdaderos poderes en beneficio de sí mismos, tomando lo peor y más corrupto de los sistemas inglés (la monarquía) y alemán (la partitocracia y el autonomismo federalizante), y sobornando con cuotas de poder y dinero público a la incipiente clase política y a las burguesías periféricas. Todo a espaldas del Pueblo, cuya Soberanía usurpó y distribuyó: una parte a la dinastía borbónica, y el gran resto a los partidos y sindicatos, a los que insertó en el Estado, que los financia desde entonces para garantizar su perenne corrupción.
En España, la riqueza (el PIB todo) la produce el Pueblo: la que paga sus propios sueldos, la que financia al Estado en forma de impuestos, la que se reparte en forma de beneficios empresariales, y la que engruesa el capital; también paga las hipotecas, los seguros, el consumo; y es fiador último de los errores de sus clases dirigentes o de las consecuencias del sistema partitocrático, hasta de los crímenes de estado y de la corrupción. El Pueblo Español tiene, pues, derecho a dejar de ser el hazmerreír de la clase política que lo desprecia, porque es el legítimo propietario de la Soberanía, el que todo lo sufraga con su sudor y el que pone hasta los muertos, cuando son precisos.
Usted, Señor Director, ha leído a Montesquieu y a Tocqueville, los cita muchos domingos en sus Cartas, y sabe lo que es y lo que no es Democracia. Usted forma parte del Cuarto Poder, que también debiera ser independiente de Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Demuéstrelo diciendo la verdad: “En España no hay Democracia Formal y el Pueblo Español tiene derecho a la misma”. Porque es vital que la haya cuanto antes, o el hedor de las cloacas del Estado devendrá en una Gran Peste Ubicua que durará hasta que acabe por no ir a votar nadie. No espere tanto. Empiece por publicar esta carta.
Gracias.
mess