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Agapito Maestre

Discurso y un gesto

El gesto, el mejor y más apropiado de todos los gestos posibles, que pudiera conducir a este partido a una nueva acción política consistiría en que todo el grupo parlamentario popular abandonase el hemiciclo a la hora de la votación.

El discurso de Rajoy en el Congreso de los Diputados ha sido ajustado a la realidad. La justeza de sus palabras ha sido apropiada a la miseria que contiene el objeto de la discusión: unos Presupuestos falsos, o mejor, falsificados, que no guardan verosimilitud alguna con la dramática situación económica de España. Tan falsos son estos Presupuestos que incluso antiguos miembros del Gobierno de Zapatero, por ejemplo, Solbes, ya han declarado su inviabilidad. Los actuales Presupuestos como los de ejercicios anteriores son un engaño a los ciudadanos

En esta circunstancia, el jefe de la oposición ha estado bien en el debate de Presupuestos, incluso ha dicho una frase contundente: "Retiren esa chapuza". No podía esperarse otra crítica de algo que llaman Ley de Presupuestos Generales del Estado, pero que no es otra cosa que un conjunto de falsificaciones para enmascarar la situación dramática de las arcas del Estado. Más aún, esta falsificación presupuestaria repite el engaño de todos los regímenes despóticos: gastar dinero sin pasarlo por los presupuestos. Este Gobierno genera gastos, gastos y gastos sin pasar por los presupuestos; Zapatero vuelve a gastar sin control alguno y lo "justifica", por así decir, en ese "capítulo" extraño llamado "Deuda", pero siempre sin pasar por el control presupuestario.

Si la crítica, o mejor, el discurso sobre la gran mentira, la falsedad, que representan estos Presupuestos ha sido ya hecha por casi todas las agencias de socialización política respetables de este país, entonces no podía esperarse otra cosa de Rajoy que no fuera un "discurso" compilador de esa gran falsificación de Zapatero. Felicitémonos, pues, por la intervención concluyente de Rajoy. No obstante, el problema para el PP no termina con este discurso crítico, sino que ahora se requiere algo más para que nos creamos que este partido, y este líder, pueden los canales apropiados para llevar a cabo otros Presupuestos, otra política.

¿Cuáles podrían ser esos gestos que nos hicieran recuperar la confianza en la oposición? Hay muchos y todos efectivos, pero, sin duda alguna, el gesto, el mejor y más apropiado de todos los gestos posibles, que pudiera conducir a este partido a una nueva acción política consistiría en que todo el grupo parlamentario popular abandonase el hemiciclo a la hora de la votación. Eso sería una manera de dignificar esa institución y, sobre todo, elevar a su verdadero rango la ley más importante que votan anualmente todos los parlamentos del mundo democrático. Y no crea, señor Rajoy, que esta actitud es radical; por el contrario, son necesarias para regenerar el tejido podrido, casi todo, de nuestro sistema político. Más bien, son acciones que llegan, en cierto sentido, demasiado tarde.

Hagan señores del PP un gesto. Den una señal. Demuestre, en fin, que el PP tiene cuajo político, o sea, que aparte de discurso puede llevar a cabo acciones políticas que impidan, de una puñetera vez, que los socialistas devoren todo lo que tocan.

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