Horac no tengo estudios de economía, pero el sentido común me dice que raspando sobre tanta denominación y palabreja ,a mi corto entender extraña, no encontramos nada mas que una filosofía socialista (descafeinada) que solo lleva a que el esfuerzo de unos sofoque las necesidades de otros.
Que cada hombre sea responsable responsable de sus actos y obre en consecuencia.
Horac, eso es, si señor. Una renta básica ciudadana para todo el mundo. De esa manera incentivamos a la población para que se dedique a vivir de la "anona", sin dar palo al agua.
En poco tiempo, la recaudación no dará para pagar la prestación de todos los ciudadanos que no encuentran incentivo alguno para desarrollar su vida económica. Así, se subirán los impuestos para que dé. Eso hará que menos ciudadanos encuentren incentivo para hacer alguna cosa de provecho, entramos en un círculo vicioso y terminamos muriéndonos todos de hambre.
Mire usted hacia Etiopía, donde los campesinos se mueren de hambre porque los países occidentales les regalan la comida, con lo que no tiene sentido cultivarla. ¿Quien va a comprar algo que sale gratis? Si nadie lo compra, ¿para que cultivarlo?
La renta básica ciudadana queda muy bonita en el papel, pero no puede darse nada a cambio de nada. En economía, las cosas no funcionan así.
Si das una renta a todo ciudadano que no tenga otra actividad, tiene que ser a cambio de algo que convierta esa situación en muy poco atractiva. Por ejemplo, a cambio de una actividad, productiva o no, que le ocupe más tiempo del que necesitaría para obtener esa misma renta de cualquier otra manera.
Sólo tiene que ver la situación actual del desempleo: la mayoría de los trabajadores desempleados no se preocupan en buscar trabajo hasta que se les terminan todas las prestaciones. Es mas, algunos de ellos (no pocos) trabajan irregularmente al mismo tiempo que reciben la prestación.
Es evidente que esto no es la causa del desempleo, pero si los desempleados tuvieran que permanecer 9 horas por día llevando a cabo algún tipo de actividad a cambio de la prestación, sin duda alguna se reduciría el número de parados.
Estimado Ángel, le recomiendo encarecidamente que lea, de Ramiro Pinto Cañón: Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo. Teoría alternativa sobre economía política en la sociedad tecnológica y del bienestar, Entimema (Madrid 2003). Ahí se aporta una Teoría Alternativa de economía política, una teoría “ALTERNATIVA” a los modelos neokeynesiano y neoliberal. ¿Lo ha leído ya? ¿O prefiere seguir alimentando la guerra entre Keynesianos y Neoliberales? Todo avanza, incluso la economía, por eso también son necesarios la Investigación, el Desarrollo y la Innovación en economía ¿no cree?
La Asociación Renta Ciudadana de León (ARENCI), basándose en dicha Teoría Alternativa, propone estudiar la implantación de una renta básica ciudadana en toda la zona euro, indisolublemente unida ésta a una reforma fiscal que consiste, a grandes rasgos, en cambiar la filosofía impositiva: que se pague más en razón del consumo y de los beneficios de la especulación y no en razón de los ingresos provenientes del trabajo productivo. Menos IRPF, menos impuesto de sociedades; y en su lugar: un IVA europeo homologado sobre el consumo, y un IVMA (Impuesto sobre el Valor Monetario Añadido) para todo tipo de ingresos procedentes de la especulación y ajenos al rendimiento del trabajo productivo humano. Hemos llegado a esta conclusión después de estudiar y adaptar al caso europeo las propuestas de los economistas Götz W. Werner (IVA) y James Tobin (IVMA), sobre la base de la teoría de la pirámide de la riqueza de Henri George y la intención de la Escuela de Friburgo famosa por unir el principio de «libertad del mercado» con el de «equilibrio social». En ella se encuadran economistas tan relevantes como Ludwig Erhard (1897-1977), padre del aplaudido «milagro alemán». De esta última, también liberal (Ordoliberal) pero opuesta a la Escuela de Chicago (ultraliberal), asumimos el concepto de «Economía social de mercado», puesto al día en su aplicación. He hablado de dicha propuesta fiscal en un artículo de actualidad que pueden encontrar diario del Siglo XXI: “¿Crisis? No gracias”.
Horacio García Pacios, Presidente de ARENCI en León y Castilla
Gracias por sus observaciones, don Herbert y don Rearden. Disculpen mi tardanza en contestar. Últimamente he tenido que trabajar, al margen de mi horario laboral, animando la protesta contra la política del gobierno zapateril: economía, aborto, destrucción del sistema educativo, de España y de la Familia…
Don Herbert, no sé si habrá leído el libro que sugerí. Aunque me temo que no. En las páginas 139 a 141 se explica por qué el sistema actual de prestaciones al empleo no funciona y cómo, por su propia normativa, está ocurriendo tal como usted dice: “la mayoría de los trabajadores desempleados no se preocupan en buscar trabajo hasta que se les terminan todas las prestaciones. Es más, algunos de ellos (no pocos) trabajan irregularmente al mismo tiempo que reciben la prestación”. Incluso, si se estableciese el “salario social” se empujaría a los ciudadanos a cobrar el salario social sin hacer ninguna actividad laboral, pues les compensaría más. El resultado sería la profesionalización del paro o convertir a la población desempleada en una subclase marginal con muchas variantes. Tal medida sería inviable porque daría lugar a un colapso económico. El salario social es, en esencia, una medida política y social, de ahí su inadecuación para resolver problemas económicos. Estamos en contra de esa medida que más de uno confunde con la renta básica… Por el contrario, la Renta Básica que propongo es, de partida, una medida estrictamente económica; por más que su aplicación afecte a la política y, más en concreto, al conocido como “cuarto pilar del estado de bienestar” la política social y de servicios sociales. Comprenderá que aquí no hay espacio bastante para reproducir la argumentación que allí se da.
Intentaré resumir mi postura: no parece razonable crear empleo sin más ni más, fuera de las necesidades del mercado. Sí lo es exigirle a las empresas que cumplan las leyes, pero no que se transformen en instituciones dirigidas a impartir justicia social, igualdad, caridad o filantropía. Otra cosa es la fiscalidad sobre el mercado y el reparto o no de la riqueza, que toca decidir a los políticos. Además, las posibilidades de la inserción por el empleo son cada vez menores y más excluyentes porque no existen puestos de trabajo para todos. Sin embargo, una parte de los beneficios económicos excedentarios que genera una sociedad opulenta como la nuestra, a pesar de la crisis, sí puede llegar a todos los ciudadanos, en forma de «Renta Básica»; porque dinero hay: no para todo, no para lujos, pero sí el suficiente como para garantizar a cada ciudadano el mínimo indispensable para sobrevivir, no más. Hay estudios económicos que lo demuestran y son de sobra conocidos por los especialistas, aunque a penas han transcendido fuera del ámbito universitario. Pero ningún político en el ejercicio del poder se ha atrevido a sacar las consecuencias prácticas de innovación en política económica, ni fiscal, ni de bienestar. Parece como si los presidentes de las naciones capitalistas avanzadas y sus ministros de economía vivieran de inercias, en un continuo fundamentalismo pendular que va del pensamiento Keynesiano al neoliberal y viceversa. Se da liquidez a la banca, pero esta retiene el dinero y no da créditos por falta de garantía. La renta básica daría una mínima liquidez al sistema a través del ciudadano corriente; dinamizaría la economía desde el mercado de lo básico para sobrevivir. El ciudadano corriente o el pobre, al contrario que la banca, no son acaparadores de capital. Necesitan comer y pagan por ello, gracias a que tienen un euro en el bolsillo. Eso crea un flujo monetario que, además de ir a parar al banco, le permite moverse con cierta libertad.
Obstinarse en la inclusión social por el empleo y en repartir la riqueza a través del empleo, cuando no lo hay para todos, es apostar por la exclusión, se quiera reconocer o no. La Renta Básica aportaría un cambio copernicano de mentalidad: permitiría transitar de un modelo de Bienestar más asistencial y burocrático a otro más preventivo, dinámico y emprendedor; de un modelo basado en la inserción por el empleo a otro basado en la participación ciudadana directa en una parte de los beneficios económicos que genera la sociedad. La Renta Básica no es principalmente «cobrar sin trabajar», ni anula el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio necesarios para alcanzar nuestros objetivos. Por el contrario, la renta básica serviría para respaldar y apoyar un trabajo, un esfuerzo y un sacrificio con sentido vocacional. La renta básica trae un enorme potencial constructor de ciudadanía, pues aseguraría al ciudadano corriente una base material real que le permitiría ejercer su dimensión personal y social, sin las ataduras del animal salvaje que tiene que buscar, continuamente acechado y al acecho, lo necesario para sobrevivir. Muchas gracias.
Mire don Rearden: por lo que a mi respecta, le aseguro que la propuesta de renta básica tiene más que ver con un intento de concretar el principio del “destino universal de los bienes” (que enseña la Doctrina Social de la Iglesia…) que con socialismo alguno. No en vano, la propuesta moderna de renta Básica partió de la Universidad Católica de Lovaina, hará poco más de veinticinco años. Muchas gracias.