¿A qué juega el Gobierno? El Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2010 está lleno de cálculos erróneos y estimaciones falaces que, insuflados por el optimismo económico del Gobierno, tan sólo servirán para extender y acentuar el descuadre de las cuentas públicas el próximo ejercicio.
Para empezar, Economía no ha modificado un ápice su cuadro de previsiones macroeconómicas. Un ejercicio fundamental, pues, de él depende el cumplimiento o no de las compromisos presupuestarios. El Gobierno prevé cerrar 2010 con una caída del PIB del 0,3%, aunque "a lo largo del primer semestre nuestra economía tendrá ya previsiblemente crecimientos positivos". Ningún organismo, hasta ahora, se ha atrevido a pronosticar un ascenso del PIB a medio plazo. De hecho, la mayoría de analistas estiman una caída superior al 1% (tres veces superior al cálculo del Gobierno), mientras que los más pesimistas avanzan un desplome del 4% interanual.
Pero como Salgado atisba recuperación en el horizonte, el Gobierno no se arruga al afirmar que la destrucción de empleo se reducirá "sensiblemente" en 2010, de modo que apenas desaparecerán 303.500 empleos, tan sólo un 1,7% de los puestos de trabajo actuales. Por ello, la tasa de paro tan sólo subirá hasta el 18,9% (4,3 millones de desempleados) frente al 17,9% previsto para este año. Baste decir que los datos de Eurostat ya muestran un paro próximo al 19%, y los análisis más serios elevan este índice al 25% a finales de 2010.
La segunda gran falacia reside en el maquillaje de las cuentas públicas. El Gobierno estima que los ingresos estatales aumentarán un 21,2% respecto a la liquidación de 2009, hasta alcanzar 121.627 millones de euros. ¡Habrá que verlo!
Al mismo tiempo, afirma que el gasto no financiero del Estado disminuirá un 3,9%, hasta los 185.249 millones. Con estas cifras, la ministra de Economía se atreve a alardear de "austeridad" cuando, en realidad, todo su departamento sabe a la perfección que el gasto estatal crecerá un 17,3% respecto a los Presupuestos de 2009. Es decir, no existe tal recorte presupuestario, se mire por donde se mire.
El problema es que si se parten de unas estimaciones erróneas el resultado nunca será correcto, por mucho que se trate de ocultar con soflamas políticas de perfil populista. De ahí que su previsión de déficit (8,1% del PIB para 2010) se quedará corto.
A ello, se añade que los Presupuestos incluyen la mayor subida fiscal de la historia de la democracia: unos 11.000 millones de euros que, tras la negociación con los partidos minoritarios de izquierda, podrían verse incrementados en otros 5.000 millones adicionales.
El aumento récord de la presión fiscal y de ladeuda pública(hasta el 62% del PIB), unas previsiones macroeconómicas excesivamente optimistas, austeridad presupuestaria nula y unas previsiones de ingresos previsiblemente cortas hacen de los Presupuestos un nuevo caldo de cultivo ideal para agrandar el actual descuadre de las cuentas públicas. El Gobierno ha vuelto a pecar de optimista con el fin de obtener réditos electorales. Por desgracia, su error lo pagaremos todos.