Entrevistada en El Mundo, la llamada "numero tres" del PSOE, Elena Valenciano, declara: "Hay personas con mucho dinero y progresistas que votan al PSOE. Y lo votarían aunque les graváramos más". Le pregunta Rafael J. Álvarez cuál es la definición del subsidio, y responde: "Solidaridad y justicia. Hay que hacerse cargo de los que están peor".
Lo de que quien vota al PSOE es progresista no merece mayor atención porque no es un argumento sino un postulado. Doña Elena parte de la base de que es así: ser progresista es votar al PSOE. Punto.
Más interesante es su razonamiento de que hay ricos que votan al PSOE y que lo votarían si los socialistas aumentaran todavía más los impuestos. El hecho de que haya ricos socialistas es algo que los propios socialistas están entrenados para considerar algo asombroso. Lo asombroso es que no se hayan dado cuenta de que los socialistas han sido unos señoritos siempre, desde Marx y Engels hasta Felipe González y Zapatero, pasando por Lenin, Mao, Pol Pot, el Ché Guevara y cualquiera en el que pueda usted pensar. Simulan ser obreros pero no lo son prácticamente nunca.
Esta misma ficción ha sido extendida socialmente y, en efecto, hay muchos ricos que son de izquierdas y que la votan siempre, entre otras razones porque se sienten bien haciéndolo. Sin embargo, el que su voto tenga que ver con los impuestos es discutible. Por un lado, los socialistas no se dedican a empobrecer a los ricos sino a los trabajadores, como lo prueba la estructura de la fiscalidad en los países donde gobiernan. Por otro lado, la idea de que haya personas con dinero que seguirán votando al PSOE aunque éste las empobrezca aún más no demuestra realmente nada. Digamos, si suponemos, como seguramente sucedió, que algunos esclavos estaban conformes con su situación ¿convencería esto a la señora Valenciano de las bondades de la esclavitud?
Lo ignoro pero, claro, una persona que cree que los subsidios –es decir, los impuestos– son solidaridad y justicia, y que los políticos son los que cuidan a los que están peor, en otras palabras, una persona que cree que la Agencia Tributaria es como la Madre Teresa de Calcuta, es una persona que posiblemente creerá cualquier cosa.