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Emilio J. González

La fiscalidad antisocial de ZP

El incremento de la fiscalidad que prepara el Gobierno, se diga lo que se diga, es una medida claramente antisocial. El Ejecutivo lo sabe y trata de esconderlo lanzando el debate sobre la fiscalidad del capital.

Nuestro presidente del Gobierno quiere ser el campeón del socialismo. Sin embargo, va a perder muchos puntos en su carrera porque pocas políticas más antisociales puede haber que la subida de impuestos que prepara.

De entrada, la supresión de la devolución anticipada de los 400 euros quien más la van a sufrir son las personas con rentas bajas, para quienes esos 400 euros suponen una nada desdeñable cantidad de dinero de la que van a tener que prescindir, poniéndoles en más dificultades si cabe para llegar a fin de mes. Porque para quien gane algo más de mil euros al mes, que son casi dos terceras partes de los asalariados españoles, ese dinero supone mucho más que para quien tenga un sueldo de, digamos, dos mil o dos mil quinientos euros mensuales. O sea que, de entrada, el incremento de la presión fiscal lo van a padecer más los que menos tienen. Muy social.

Sigamos. Además, el Gobierno está considerando el incrementar el IVA en dos puntos. ¿Qué significa esto? Pues que todos los precios van a incrementarse en un 2% y quienes más lo van a notar van a ser los que ganen menos. Además, esa subida, si se produce finalmente, va a tener lugar en unos momentos en los que las empresas tienen que ajustar al máximo sus costes laborales para poder competir y aprovechar, si se confirman, los indicios de recuperación económica que empiezan a surgir en economías como Alemania o Francia. En este contexto, muchas empresas no van a poder subir los salarios lo suficiente para que no pierdan poder adquisitivo y, si lo hacen, puede ser a costa de nuevos despidos. Es decir, que muchos de repente van a ser algo más pobres todavía porque sus sueldos no van a poder adaptarse a la subida de precios y otros, directamente, se van a quedar sin trabajo. Para más inri, el IVA es un impuesto que pagamos todos los españoles, hasta un niño de cinco años que se compre una bolsa de chuches con su paga semanal. Y todo porque Zapatero se ha empeñado en tirar el dinero a espuertas con medidas de gasto que no sirven más que para agravar la crisis. Muy social también todo esto.

Lo mismo se puede decir de los impuestos especiales. El incremento del impuesto sobre alcoholes puede mandar al paro a mucha gente porque se supone que reducirá el consumo de vino, cerveza y bebidas espirituosas, al encarecerse su precio, y aquí en España hay muchos trabajadores del sector agroalimentario empleados en esas industrias. La subida del impuesto sobre el tabaco puede ser más neutra en este sentido, pero nuevamente reducirá el poder adquisitivo de los fumadores. En cambio, la del impuesto sobre las gasolinas puede ser mucho peor porque, además de forzar a mucha gente a dejar el coche en casa, afectará al transporte de personas y mercancías y por tanto a los precios de consumo y al poder adquisitivo de los sueldos. Nuevamente, muy social todo esto.

Ahora detengámonos un momento a reflexionar. Resulta que la economía española necesita fortalecer su demanda interna para salir de la crisis. Resulta, también, que Zapatero no ha hecho más que insistir en que la gente consuma para que, con ello, el crecimiento económico y la creación de empleo empiecen a acelerarse. Pues bien, ¿cómo va a producirse eso si con la subida de impuestos se va a recortar la capacidad de gasto de los hogares? Pues de ninguna forma. Así es que el incremento de la fiscalidad que prepara el Gobierno, se diga lo que se diga, es una medida claramente antisocial. El Ejecutivo lo sabe y trata de esconderlo lanzando el debate sobre la fiscalidad del capital y sobre aquello de que paguen los que más tienen, pero ahora se ve que todo eso no era nada más que una maniobra para distraer la atención de la opinión pública sobre el verdadero quid de la cuestión de la subida de impuestos, que es que la vamos a pagar todos, que va a perjudicar a los que menos tienen, que va a lastrar las posibilidades de recuperación y que va a destruir empleo. Y todo por tirar el dinero con medidas populistas como el ‘cheque-baby’ o el Plan E. Muy social todo esto, sí señor.

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