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José García Domínguez

Corbacho, Pepiño & Cía.

Lo en verdad impúdico es que Corbacho, Pepiño & Cía, temibles bolcheviques de campo y playa, se hayan compinchado a fin de transferir ciento cuarenta mil millones a bancos y cajas de ahorros gratis et amore.

"La crisis actual tiene un primer origen indiscutible, que es la avaricia financiera", acaba de sentenciar Celestino Corbacho, el mismo Corbacho, a la sazón ex presidente de la Diputación de Barcelona, que colocó al célebre estoico Narcís Serra de supremo baranda en la hoy moribunda Caixa Catalunya. Ya tenemos aquí, pues, al Pancho Villa de Hospitalet que junto al Emiliano Zapata de Lugo, el inefable Blanco, meterá en vereda a los ricachones que esplotan a los humildes. Únicamente resta que aparezcan en escena Juan Guerra y El Patillas, y ya habremos completado el viaje de vuelta a la España de charanga populista y pandereta ágrafa del peor felipismo, cuando el trinque de Rumasa iba a ser p´al pueblo y la única política económica posible, aquélla que logró coronar un 23 por ciento de desempleo crónico.

Como entonces, también ahora la praxis socialista consiste en hacer justo lo contrario de cuanto se predica. Y si el PP no fuera un partido de señoritas, sólo presto a dar grititos de pánico cada vez que aparece un ratón en la lontananza, mantendría al Ejecutivo contra las cuerdas por la muy plebeya sumisión a la banca de Zapatero. Pues lo más obsceno del caso no es que el sector financiero ingrese 218 euros del Erario por cada euro que reciben los parados sin subsidio. Lo en verdad impúdico es que Corbacho, Pepiño & Cía, temibles bolcheviques de campo y playa, se hayan compinchado a fin de transferir esos ciento cuarenta mil millones a bancos y cajas de ahorros gratis et amore.

Gratis et amore. Algo inaudito que ni se le pasaría por la cabeza a la fracasada Merkel, una democristiana que no suelta un céntimo de los contribuyentes si no es a cambio de acciones, la correspondiente representación en los consejos de administración y estrictos límites a los sueldos de los directivos, amén de la prohibición de repartir dividendos. Al igual, por cierto, que han hecho en Holanda y el Reino Unido, países que tampoco están gobernados por partidos trotskistas precisamente. Al cabo, la embelesada solidaridad del PSOE con los multimillonarios sólo posee un equivalente en el mundo occidental: el Plan de Rescate de... Bush. Y los otros, temblando de miedo con los ratoncitos: "¡Ay, ay, ay, que nos acosan!".

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