La secretaria de Organización de PSOE, Leire Pajín, es una política brillante. Y es que resulta complicado incluir tal cantidad de falacias sobre la sanidad estadounidense en un post tan escueto como el que acaba de publicar en su blog.
Para empezar, Pajín sueña al afirmar que la reforma sanitaria de Obama se inspira en el modelo español. Por suerte para los norteamericanos, dicho proyecto nada tiene que ver con la Seguridad Social que se aplica en España. De hecho, el presidente de Estados Unidos baraja abandonar su idea de crear un seguro público estatal -una de las medidas más controvertidas de su reforma.
Asimismo, frente a las injusticias y calamidades que sufren los pobres estadounidenses, Pajín destaca el "acierto político de nuestro país al universalizar la sanidad en su momento". La secretaria del PSOE debería entonces cambiar de siglas partidistas de inmediato o, como mínimo, lanzar mil y una alabanzas a la política social implantada por el general Franco.
Y es que el régimen franquista desarrolló el denominado "subsidio familiar" (1937), completado con el posterior "plus familiar", el seguro obligatorio de enfermedad (1942), el subsidio obligatorio de vejez e invalidez (1947), el de viudedad (1955), así como el primer mutualismo laboral, que recoge las pensiones de jubilación, viudedad y orfandad.
Pero hay más. Pajín, franquista en lo social, entra en el fango de la demagogia cuando afirma que la reforma de Obama pretende evitar que "nadie muera en la puerta de un hospital" por carecer de un seguro privado. Desconoce que existen dos programas de asistencia cuyos gastos ya pagan todos los contribuyentes estadounidenses: Medicare (seguro médico estatal para ancianos y minusválidos) y Medicaid (seguro médico estatal para personas de bajos ingresos). Uno de los objetivos de la reforma de Obama es reducir el enorme coste presupuestario de ambos seguros. ¡Curioso!
El coste sanitario en la primera potencia mundial equivale al 16% del PIB, frente al 10% de Francia, Canadá o Cuba, y la mitad de dicho montante es sufragado por el Gobierno.
Además, todo ciudadano, asegurado o no, puede acudir a urgencias, ya que la ley federal prohíbe a los hospitales denegar asistencia médica. Recomiendo, pues, a Pajín que repase algunos de los mitos y realidades sobre la sanidad de Estados Unidos, o sus principales ventajas frente a otros sistemas más sociales como el canadiense antes de opinar. No por casualidad, pese a sus problemas –que los tiene–, la sanidad de Estados Unidos lidera el ranking de calidad y satisfacción del paciente a nivel mundial.
En cuanto a los 46 millones de ciudadanos que carecen de seguro, Pajín olvida mencionar que muchos son inmigrantes ilegales, así como ciudadanos estadounidenses (sobre todo jóvenes) que, voluntariamente, deciden no contratar un seguro privado.
Visto lo visto, no cabe duda de que la secretaria del PSOE es una ferviente admiradora del cineasta Michael Moore y su polémico documental Sicko, donde pone a Cuba como ejemplo de desarrollo y avance sanitario. Por increíble que parezca, la dictadura castrista sigue siendo el modelo ideal a seguir para la izquierda en algunos ámbitos. Y ello, pese a los nefastos resultados que ha obtenido dicha experiencia totalitaria.
De ahí, precisamente, la crítica y profundo desconocimiento de Pajín sobre el sistema sanitario estadounidense. Y si esto es así, cabe pensar que la secretaria socialista también admira los logros obtenidos por la sanidad castrista, a diferencia de la inmensa mayoría de cubanos que aún viven recluidos y esclavizados en la isla caribeña. Franco y Castro, los dos iconos de Leire en materia sanitaria.