Pues a lo mejor, don Emilio, el asunto es que Ferrán le ha dado a Zapatero una foto aún mejor que la del "diálogo social": la foto en la que Zapatero y los sindicatos hacen el papel de los buenos (los "defensores de los trabajadores") y los empresarios hacen el papel de los malos culpables.
Quién sabe si esto no es otra cosa que un teatrillo al que Díaz Ferrán se presta gustoso (o por devolver esos favores argentinos que usted menciona).
Ahora los millones de españoles que se creen el mito de que la izquierda defiende a los sufridos asalariados de los malvados que le pagan sus salarios creerán confirmado ese mito como real por obra y gracia de esta representación teatral.
Y dirán: "Menos mal que la crisis la estamos pasando con Zapatero, que nos defiende de los ricos. Si no, sería muchísimo peor".
Don Emilio:
Díaz Ferrán no parece tonto y, por lo que veo, ha demostrado que es capaz de aprender. Ha tenido muchas ocasiones de ver cómo zapatero, con minúscula porque me da la gana, hace en cada momento lo que le conviene, o cree que le conviene, sin importarle un pimiento lo que dijera el programa electoral con el que se presentó a las elecciones, o lo que hubiera dicho antes al respecto de cualquier asunto. También ha visto que, si te pones farruco, le sacas el hígado, como se lo han sacado los de la esquerra. En consecuencia, ¿qué otra cosa podría haber hecho? No le ha quedado más remedio que lanzar el órdago, y por la reacción de zapatero, ha ganado la mano.
Por otra parte, ¿se huele zapatero lo que le va a pasar a partir de ahora? ¿Cree que todos van de subírsele a las barbas tras lo que dijo Joan Ridao o lo que ha hecho Gerardo Díaz Ferrán? ¿Se ha dado cuenta que aquellos tiempos felices; en los que todo se arreglaba con una sonrisa y una frase hueca, se han acabado?
Saludos.
Efectivamente, sólo le habíamos visto con esa cara en el primer debate contra Rajoy en la anterior campaña electoral .
Por eso tiene Rajoy más delito; sabe como sacarlo de quicio pero no se molesta en hacerlo.
No tan a prisa D. Emilio. Este Díaz-Ferran va a lo suyo.