Me parece que usted peca de ingenuo, lógica y progresismo difícilmente pueden ir de la mano.
Quiere darme la impresión de que la lógica y la coherencia no son atributos especialmente destacados en la patulea progre.
Un saludo.
Y es que todos sabemos que el fascismo y el socialismo son primos hermanos, por eso se odian tanto, pescan en los mismos caladeros.
Y es algo demostrado, el odio a los troskistas o anarquistas durante la guerra civil demostrado por comunistas y socialistas era el odio al hermano, aún mayor que a los fascistas, primos hermanos.
Tiene razón, señor Braun. Precisamente, el liberalismo es la única ideología que no se nutre del socialismo, como sí lo hacen el nacionalismo o el fascismo o el comunismo o el populismo o la socialdemocracia o...
Habría que plantear la siguiente cuestión a todos los gritantes ¿puede haber sociedad sin individuos? Evidentemente, no. ¿Entonces por qué hay dar más importancia a la sociedad que al individuo? Quizá sea cierto eso de que con más Libertad individual y menos Estado la sociedad mejoraría: sería más justa, más próspera, más libre...
Salud
Pedir coherencia y rigor a esta patulea, Sr. Braun, es mucho pedir; máxime cuando toda esta confusión conceptual les beneficia a ellos, los socialistas, tan firmes ellos a la hora de defender la herencia del franquismo: la extraordinaria rigidez del mercado laboral español, la seguridad social, la enseñanza pública, la burocracia...
Si alguien me pidiera que definiera a un fascista y lo señalara con el dedo acusador, tendría serias dudas entre señalar al "corruto" Blanco, de Villa PSOE, o al catalán Enric Sopena, ese tipejo agrio y mentiroso atado a la Noria basura y tan bien pagado por sus servicios al PSOE más duro y cerril. El finado Jesús Gil era un versallesco demócrata al lado de este miope en perpetuo estado orgasmil que es Blanco (vean su rostro cuando habla y extraigan conclusiones) o de este extremista rencoroso y enloquecido que es el Sopena. En fin, este ultra, Sopena, que fue del Opus y ahora masón, según dicen, es el tipo de personaje que mejor representa al zapaterismo rampante y arrasador que padecemos.