A los socialistas les importan un pito el paro y la economía, entre otros motivos porque saben de sobra que sus recetas no funcionan. Por eso el Zejas ha hecho lo único que saben hacer: reforzar la propaganda. Tenemos un nuevo gobierno exclusivamente enfocado a la política de gestos y frases consigneras que tan bien calan en una sociedad a la que le han tomado perfectamente el pulso. ¿Qué más da que la realidad se empeñe en desafiar sus mentiras? Manejando la información, Cuba, por poner un ejemplo cercano al presidente que se declara rojo, lleva casi 50 años de miseria, y la gente que no tiene contacto con el exterior aún cree que la culpa es de los americanos, amén de que se piensan que en el mundo occidental todos son mucho más pobres que ellos, salvo los cuatro capitalistas explotadores. Tal que así nuestros socialistas.
Felipe Gonzalez lo decía con asombroso descaro, para quien quisiera entenderle. "La políticia económica es instrumental", decía. Y se quedaba más ancho que pancho.
Lo triste es que la mayoría de los cuiadanos no percibían que esta frase tan 'inteligente', es equivalente a "la prosperidad de los ciudadanos es instrumental". O, más claro todavía, "la prosperidad de los ciudadanos debe estar subordinada a otros intereses". Intereses políticos del PSOE, se entiende.
Así, siguiendo fielmente esa tradición, los ministros de economía socialistas han sido meras rémoras de leve cordura, ante la natural inclinación al gasto disparatado de los gabinetes en los que medraron. Los ministrillos de economía estaban allí para advertir de que era mejor exprimir poco a poco la gallina de los huevos de oro, porque si llega a morir sería un desastre.
El señor Solbes, como hizo con Felipe Gonzalez, se ha limitado a levantar acta de la situación en cada momento. Ha defendido siempre la postura del gobierno, hiciera lo que hiciera, y ha dado unas indicaciones ambíguas, cuando no confusas o absurdas, para el futuro. Sin duda, a eso se debe su cara de notario: yo te digo como está el tema. Pero tu haz lo que quieras, que yo cobro igual.
Él ha impedido que los ministros piensen que pueden hacer cualquier cosa con el dinero de los españoles, aunque ha permitido que, poco a poco, se fueran saliendo con la suya; algo así como la conciencia de un pecador no arrepentido.
A partir de ahora, desaparece la rémora. Será sustituída por un ministerio no ya afín al gasto desaforado, sino convencido de que el gasto es algo positivo por sí mismo, algo a fomentar sin complejos.
Sería bueno que Solbes tuviera ahora agallas para decir sin complejos lo que no se atrevía a decir cuando estaba en el gobierno. Después de todo, hacerlo ahora que tiene sus pensiones aseguradas y el riñón bien cubierto, le vendría muy bien para recuperar una pequeña parte de su malogrado "prestigio". Pero no caerá esa breva... en cuestión de huevos, cada cual tiene lo que tiene.
En fin, que yo me marcho a Argentina, antes de que España quede a la altura de Zimbawe.