Me cuentan que Caixa Catalunya predica las bondades de un curioso producto financiero a todos los ancianos que se dejan caer por sus oficinas durante estos aciagos días. Se trata del llamado Depósito Memorias, original cuanta de ahorro que ofrece una retribución única en el mercado, a saber, el depositante no recibe nada, ni un céntimo, a cambio del dinero "invertido". Algo que, por lo demás, debe suponer un gran privilegio, ya que no todos los clientes podrán acceder a semejante chollo. Según cierto Adolf Todó, director general de la Roja, sólo gozarán de tan envidiable bicoca los mayores de 55 años, "un colectivo que tiene unas necesidades específicas que van más allá de la mera remuneración [sic]". Así, altruista, la entidad que preside Narcís Serra promete editar "un libro autobiográfico del ahorrador" como pago en especie a cada abuelo que pique el anzuelo del susodicho Depósito Memorias.
Es de prever, pues, que el propio Serra, sexagenario él mismo, predique con el ejemplo colocando todos sus ahorros en ese gran negocio. Qué mejor modo, además, de difundir sus edificantes Memorias. Ya estoy viendo el título del penúltimo capítulo: "De cómo la Generalidad modificó la Ley, justo tras mi aterrizaje en Caixa Catalunya, para permitir que las cajas pagasen un sueldo a sus presidentes". De ahí que su cargo, meramente honorífico a lo largo de más de un siglo, pasara a retribuirse con 175.000 euros anuales (cerca de 30 millones de pesetas). Suculento moco de pavo que por ventura resultó "compatible con las dietas que correspondan", tal como se apresuró a aclarar la previsora orden de la Consejería de Economía llamada a legalizar el oprobio.
Apostilla nada baladí si se toma en consideración el montante de la broma: en 2008, los consejeros de Caixa Catalunya, incluido Serra, se embolsaron 910.000 euros ( aproximadamente152 millones de pesetas) en concepto de dietas. Una bonita cifra a la que procedería agregar otros 664.000 euros (111 millones de pesetas) abonados bajo el epígrafe de "primas de seguros de vida y pensiones". Guarismos a los que quizá habría que añadir otros 3,21 millones de euros (503 millones de pesetas) librados bajo el impreciso concepto de "personal clave de la dirección y miembros del consejo en su calidad de directivos". Huelga decir que el régimen de dedicación "no exclusiva" que disfruta Serra en la caja no supone impedimento alguno con tal de gozar de tan generosas regalías.
Pues eso, alegría. Mientras dure la fiesta, claro