Y ante la evidencia de que, cumpliendo estrictamente con el protocolo de Kioto, la variación de temperatura será inferior a una décima de grado, ¿Por qué no hay ya centenares de voces que clamen por abandonar el infame protocolo? ¿Por qué seguimos pagando centenares de millones de euros a Dios sabe quién en conceto de multas por no cumplir el protocolo? ¿No estaría mejor empleado este dinero para intentar paliar el desempleo, para ayudar a las pymes o para proteger a los ancianos? ¿Hasta cuándo vamos a permanecer voluntariamente engañados?
Es indignante cómo permitimos que nos roben a plena luz del día, mientras nos convencemos de que es por nuestro propio bien...
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[Paradus] La respuesta la logró entrever el magistral escritod Michael Crichton en una de sus últimas obras, "Estado de miedo" [http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_Miedo], en la que describía cómo algunas organizaciones ecologistas realizaban atentados terroristas con los que producían artificialmente los desastres naturales con los que luego argumentaban sus posturas ideológicas y conseguían financiación.
Entendido que el libro es una novela de ficción, no deja de estar inspirado en la realidad, al menos en cuanto a cómo el ecologismo y sus terminales mediáticas LINCHAN públicamente a quien ose discrepar de sus absurdos dogmas.
¿Por qué nos dejamos robar con el apoyo a este ecologismo absurdo? Porque nuestros políticos lo permiten, y son ellos los que dirigen los países.
¿Y por qué nuestros políticos lo permiten? Por dos razones: unos, porque directamente se benefician de ello (recordemos al señor Quintana veraneando a costa de la concesión fraudulenta de parques eólicos; cuando se trata de dinero y de poder el político siempre se beneficia, y en este caso hay muchísimo dinero -en forma de subvenciones- y muchísimo poder -en forma de regulaciones y legislaciones-), y otros porque saben que si discrepan, los linchan (recordemos cómo se linchó a Rajoy cuando mentó a "su primo"; cierto que la mención al primo fue muy torpe, pero no se puede olvidar el desproporcionado clamor "progre" que se desató contra su yugular).
Y es que el terrorismo no es sólo una "Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror" (2ª acepción DRAE) sino ante todo la "Dominación por el terror" (1ª acepción DRAE).
Según esta primera acepción de la palabra "terrorismo", convencer a la gente mediante engaños de que "se acaba el mundo" y obligarla así a que, presa del pánico, entreguen su patrimonio y su libertad a los que se hacen pasar por sus salvadores es, por definición, TERRORISMO.
Un saludo.