Un participante en mi blog de La Razón, que firma como Javier, me envía esta declaración de don José Blanco en la Cadena SER: "No tenemos un problema de flexibilidad, por lo tanto no se puede hablar de abaratar el despido, pero también tenemos que reflexionar porque siempre el ajuste recae en las personas más jóvenes y a veces incluso en personas que desde el punto de vista de la productividad pueden aportar más al mercado de trabajo por su formación y por su capacidad".
Aquí hay tres notables ideas. La primera es que Blanco iguala flexibilidad con segmentación. Porque, efectivamente, la parte del mercado de trabajo español que cae fuera del empleo fijo es flexible, y sus costes de contratación y despido suelen ser menores que los correspondientes a los trabajadores fijos. Esta dualización, claramente injusta, fue impuesta en nuestro país por los socialistas.
En segundo lugar, don José nos intima a reflexionar sobre por qué los jóvenes sufren más el paro. Porque es verdad: el paro, además de con los trabajadores temporales, se ceba particularmente con los jóvenes y las personas con menor cualificación. La explicación estriba entre otras causas en la subida del salario mínimo, que en épocas de crisis tiende a potenciar su expulsión del mercado laboral. Esta medida, claramente injusta, fue impuesta en nuestro país por los socialistas.
Y la tercera idea es que hay una desvinculación entre la productividad de las personas y su retribución, de modo que gente capaz de aportar mucho no puede hacerlo. Pero en un mercado libre la retribución de las personas tiende a corresponder con su productividad. La separación entre ambas, un resultado irracional y absurdo, sólo puede tener lugar en mercados intervenidos, controlados, regulados, subsidiados. Esta estrategia, claramente injusta, fue impuesta en nuestro país por los socialistas.