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El mundo al revés

El primer ministro Fillon presenta así el asunto en la radio Europe 1: "Ningún plan de rescate permitirá evitar la crisis", afirma, siendo el primer político del mundo en decir la verdad respecto a los dichosos planes.

De Napoleón a los Cien Mil Hijos de San Luis hay un trecho, y, sin embargo, los dos se empeñaron en visitar España. O, como decía Ortega, con Bossuet a babor y Voltaire a estribor, se puede navegar. Para los damnificados por la educación socialista: hacen falta un abate y un descreído para orientar a Francia, y ambos son necesarios.

Sarkozy acaba de presentar a su Consejo de Ministros un proyecto de ley de disciplina presupuestaria que modifica el presupuesto aprobado para el 2009, porque las circunstancias macroeconómicas han cambiado. El primer ministro Fillon presenta así el asunto en la radio Europe 1: "Ningún plan de rescate permitirá evitar la crisis", afirma, siendo el primer político del mundo en decir la verdad respecto a los dichosos planes. "Nadie puede saber a día de hoy lo que durará la crisis. Lo que sabemos es que todo el 2009 será un año de crisis", añade ensañándose en la sinceridad. Se prevé un decrecimiento del PIB para el año de entre un 1 y un 1,5% y un déficit público de 5,6%.

Ahora bien, pone el problema en la perspectiva del largo plazo y la necesidad de continuar con la política de reducción de gasto público iniciada por Sarkozy. Confirma en particular la medida de no reponer a uno de cada dos funcionarios que se jubilen, así como una revisión, es decir, disminución, del gasto en ciertas políticas públicas. Rechaza un nuevo plan de rescate porque supondría incrementar aún más el ya preocupante nivel de endeudamiento. En concreto, rechaza las "políticas emocionales destinadas a satisfacer a las encuestas de opinión pero carentes de sentido económico". Confirma que el 2009 verá aparecer 300.000 desempleados más a lo largo de todo el año. Recuerda que ya en el año 1993 se superó el umbral del 5% de déficit y reconoce que el equilibrio presupuestario sólo podrá lograrse en torno al 2014.

El incremento del gasto, del que son responsables los millones prestados a la industria del automóvil, los préstamos a los bancos –aunque ambos supongan la devolución de intereses–, y las subvenciones a los grupos sociales y a las colonias que están comprando una frágil paz social, tendrán que financiarse en parte con deuda pública que podría pasar del 66% actual al 80% en el 2010.

Al otro lado del Atlántico, Obama presenta el presupuesto federal de los Estados Unidos. Lo hace preceder no ya de un discurso ante los diputados y senadores, sino de un plan de rescate descomunal, y le añade un mensaje introductorio. Afirma en él que hay años decisivos para cambiar y romper con un "pasado problemático" y que este es uno de esos años.

Titula el documento presupuestario sin sonrojo alguno "Una nueva era de responsabilidad". Acto seguido explica por qué hay que ser irresponsable. Pone ejemplos de evidencia dudosa: refiriéndose a la época que hay que dejar atrás, indica que demasiados en Wall Street se dedicaron a perseguir el beneficio sin precaución alguna, y una línea más tarde que los prestamistas concedieron préstamos sin preocuparse de que pudieran ser devueltos. Claro, porque eso es lo que hacen los prestamistas "persiguiendo el beneficio", prestar sin garantías de que les devuelvan.

Tambaleándose de incoherencia en incoherencia se llega a los datos: 12,3% de déficit para el año y más del 80% de deuda pública para el 2010; todo ello entreverado de subidas de impuestos y subvenciones que hasta las columnistas del New York Times consideran absurdas.

Y encima, mientras Obama le escribe cartas raras a los rusos, prometiendo retirar el escudo antimisiles a cambio de que logren calmar a Irán, Sarkozy reintegra a Francia en la estructura militar de la OTAN de la que huyó de Gaulle.

Woody Allen enUn final hecho en Hollywoodse parodia a sí mismo. Es un director de cine que se queda ciego por sus neuras. La película es un sonoro fracaso en su estreno. Pero se proyecta en Francia donde una mezcla de esnobismo y memez la declara un éxito insuperable. Woody exclama: "Gracias a Dios por los franceses". Pues, por una vez sí, y esta vez el ciego, el esnob y el memo, son otros.

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