¿Qúe sería del optimismo antropo-i-lógico de Zapatero si esperara una crisis interminable?. Una cortina de humo. Y si lo "pensara" tal vez optaría por alargar su mandato hasta el 2020 -a lo Chavez-, para superar la actual crisis monárquico-política que a sus ojos llevamos siglos padeciendo. La altura de miras de los utopicos, y la ambicion de poder y tiempo para convencernos a todos de su increible verdad, requiere de fe infinita, que no optimismo, y suerte para no recibir puñaladas de sus homólogos. Pero eso mismo esperaba Ibarretxe, compañero de causas perdidas, y Zapatero ha vuelto a engañar. Cada uno sueña con ser ese director del nuevo régimen republicano independiente, de esos que sin darse cuenta salen más papistas que el Papa, más monárquicos que el Rey y más intolerantes que aquellos a los que pretenden combatir. Malo es que los políticos tiendan a la megalomanía con el paso del tiempo; infinitamente peor que lleguen al poder ya megalomaníacos.
Y es que nada raro tiene que Zapatero piense como Arzallus, Ibarretxe y otros "utópicos". ¿Cómo no iba a negociar con esos dignos, aunque radicales- luchadores de la República -los descarriados de Arzallus- frente al franquismo?. Si tras todos los documentales y tertulias que nos retraen al mundo feliz republicano empezarán a ensalzar los primeros tiempos de esa heroica lucha contra el Pégimen que pervive en buena parte de los españoles -del PP-. Todo vale para ganar esta segunda guerra civil en la que está enfrascado, ahora que las guerras se ganan en el campo de la opinión pública, en los medios de destrucción masiva de lo realmente importante (no la vida física, no; los derechos colectivos aplastan la otra diginidad que queda; la victoria exige humillar y aplastar, más que antes... todo medio vale, de comunicación, judicial, engaño)... no es que Zapatero sea tan intolerante como su odiado Aznar, sino que supera con creces a su mentor Franco... es nuestro Chavez (acaso no se empeñó hace poco en defender los derechos de todos los primates); sin principios, sólo le queda odio que compartir con nacionalistas hacia cualquier cosa española que una: Constitución, Rey, PP. Nada le hubiera gustado más que haber vivido el intento de golpe de Estado de hace 20 años para mutar su odio en sangre revanchista que cambiara a los vencedores, ya que el campo republicano no pudo contar hace 80 con sus mesiánicos poderes. Sabe, como todos los extremistas, que necesita muchos años para convencer a todos de su locura, a lo Ibarretxe -el derecho de los vascos a decidir su propio destino, y si deciden mal, esperaremos a que se esfumen los reductos y las conciencias fascistas de España con una orientadora y "democrática" educación-