LD (M. Llamas/ L. Ramírez) El economista británico John Maynard Keynes propuso el uso de políticas fiscales y monetarias activas para contrarrestar las “perturbaciones” de la demanda privada, por lo que es particularmente recordado por su aliento a una política de intervencionismo estatal, a través de la cual el Estado utiliza el gasto público para mitigar los efectos adversos de los periodos de recesión en las crisis cíclicas de la actividad económica.
Aunque este economista murió en 1946, su espíritu sigue vivo en los líderes europeos, especialmente en la actualidad, con una recesión global que afecta de forma especial a la Unión Europea.
Tras los planes aprobados por Gordon Brown en Reino Unido, Angela Merkel en Alemania y José Luis Rodríguez Zapatero en España, el último en lanzar un plan de rescate con dinero de los contribuyentes ha sido el presidente francés Nicolas Sarkozy.
El dirigente galo anunció este viernes un plan de relanzamiento de la economía que costará 26.000 millones de euros en los próximos dos años y que concede una atención especial al sector del automóvil y al de la construcción, situados en el "epicentro" de la crisis económica.
En un esperado discurso pronunciado en presencia de la plana mayor del Gobierno en la localidad de Douai, en el norte de Francia, Sarkozy confirmó la puesta en marcha de un incentivo de 1.000 euros para quienes compren un coche nuevo menos contaminante y lleven el viejo al desguace.
No obstante, advirtió a los constructores automovilísticos que el Estado no apoyará a quienes deslocalicen su producción en el extranjero y que no permitirá la desmantelación del tejido industrial francés, en línea con lo aprobado en España por Zapatero.
En cuanto al sector de la construcción, Sarkozy anunció la creación de un fondo para la renovación de viviendas y la construcción o compra de 100.000 alojamientos sociales en los dos próximos años, así como duplicar el número de préstamos a interés cero para la compra de viviendas nuevas.
El presidente francés puso el acento en la idea de que la mejor respuesta a una crisis que no es "ni pasajera ni coyuntural" es ofrecer un "esfuerzo masivo de inversión" para recuperar el retraso en materia de competitividad.
En este contexto enmarcó la aceleración de proyectos de obra pública "que duermen en las cajas de los Ministerios" y que supondrán una inversión del orden de 10.500 millones de euros en los años 2009 y 2010. También garantizó la devolución por parte del Estado de 11.000 millones a las empresas para mejorar sus niveles de tesorería.
Las medidas anunciadas este jueves se unen al resto de iniciativas que el jefe del Estado galo viene poniendo encima de la mesa desde hace meses. Así, hasta la fecha ha presentado un plan de apoyo a las pymes dotado con 22.000 millones de euros y una garantía del Estado para los préstamos interbancarios por valor de 320.000 millones.
A ello se añade la inyección de 10.500 millones para los seis principales bancos franceses, de un total de 40.000 millones para recapitalizar el sector financiero, y un fondo estratégico de inversiones para apoyar a las empresas con 20.000 millones de euros.
En un esperado discurso pronunciado en presencia de la plana mayor del Gobierno en la localidad de Douai, en el norte de Francia, Sarkozy confirmó la puesta en marcha de un incentivo de 1.000 euros para quienes compren un coche nuevo menos contaminante y lleven el viejo al desguace.
No obstante, advirtió a los constructores automovilísticos que el Estado no apoyará a quienes deslocalicen su producción en el extranjero y que no permitirá la desmantelación del tejido industrial francés, en línea con lo aprobado en España por Zapatero.
En cuanto al sector de la construcción, Sarkozy anunció la creación de un fondo para la renovación de viviendas y la construcción o compra de 100.000 alojamientos sociales en los dos próximos años, así como duplicar el número de préstamos a interés cero para la compra de viviendas nuevas.
El presidente francés puso el acento en la idea de que la mejor respuesta a una crisis que no es "ni pasajera ni coyuntural" es ofrecer un "esfuerzo masivo de inversión" para recuperar el retraso en materia de competitividad.
En este contexto enmarcó la aceleración de proyectos de obra pública "que duermen en las cajas de los Ministerios" y que supondrán una inversión del orden de 10.500 millones de euros en los años 2009 y 2010. También garantizó la devolución por parte del Estado de 11.000 millones a las empresas para mejorar sus niveles de tesorería.
Las medidas anunciadas este jueves se unen al resto de iniciativas que el jefe del Estado galo viene poniendo encima de la mesa desde hace meses. Así, hasta la fecha ha presentado un plan de apoyo a las pymes dotado con 22.000 millones de euros y una garantía del Estado para los préstamos interbancarios por valor de 320.000 millones.
A ello se añade la inyección de 10.500 millones para los seis principales bancos franceses, de un total de 40.000 millones para recapitalizar el sector financiero, y un fondo estratégico de inversiones para apoyar a las empresas con 20.000 millones de euros.
La “bomba fiscal” de Gordon Brown
El primer dirigente europeo en tomar las riendas de este renacimiento de la visión keynesiana de la economía fue Gordon Brown en Reino Unido.
El Gobierno laborista aprobó un paquete de medidas de 23.500 millones de euros para estimular la economía, lo que obligará a elevar el endeudamiento público hasta niveles récord de 100.000 millones de libras, lo que supondrá una carga para futuras generaciones británicas.
De hecho, el líder tory, David Cameron, ha advertido de que el plan es “una bomba fiscal de efecto retardado”. En su opinión, Brown “tira ahora el dinero para cogerlo posteriormente” y la prueba de esta actitud es el incremento de la deuda pública “que habrá que pagarla antes o después”.
En materia financiera, Brown decidió permitir al Estado entrar en el capital de los bancos, una idea que provocó el cambio del plan de rescate financiero aprobado en EEUU y que, en un principio, iba destinado a comprar activos a los bancos en apuros.
Y es que la tentación nacionalizadora es muy fuerte en tiempos difíciles –incluso en países anglosajones- lo que amenaza con socavar las políticas de libre mercado que han permitido el desarrollo económico en las últimas decadas. Como muestra un botón: Brown ha llegado a amenazar a las entidades con hacerlas públicas si no abren el grifo del crédito a las familias y las empresas.
Además, la última medida anunciada irá destinada a congelar los embargos hipotecarios en Reino Unido durante los dos próximos años. El Estado avalará el creciente volumen de impagos crediticios que se está extendiendo por el país.
El paquete alemán, el más cuantioso de la UE
En cuanto a la otra locomotora europea, la alemana, la apuesta intervencionista también ha sido la gran ganadora de la crisis financiera.
El paquete alemán, el más cuantioso de la UE
En cuanto a la otra locomotora europea, la alemana, la apuesta intervencionista también ha sido la gran ganadora de la crisis financiera.
La canciller germana, Angela Merkel, defendió este jueves las medidas aprobadas por su gobierno para reactivar la coyuntura frente a críticas europeas y subrayó que se trata de uno de los paquetes más cuantiosos de toda Europa.
"Con los 32.000 millones de euros que queremos aprobar en el Parlamento nos convertimos entre los país de la Unión Europea que darán más impulsos a la coyuntura", dijo Merkel un una declaración ante el Bundestag con motivo del próximo Consejo Europeo.
Merkel recordó que los planes de la Comisión Europea (CE) contemplan un paquete adicional de impulso a las inversiones por valor de 200.000 millones de euros, lo que supone el 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE. De este total, la CE asumirá 30.000 millones de euros, y el resto espera conseguirlo de los socios.
La canciller no descartó que, en caso de necesidad, Alemania habilite nuevos fondos. "Hemos dicho que analizaremos el curso de la crisis, puse la situación va cambiando; a comienzos de año veremos lo que hacemos, pero ahora mismo no podemos decir si aprobaremos medidas adicionales", dijo.
"Alemania es la locomotora económica, pero sólo podrá seguir siéndolo si no hay una deslocalización de puestos de trabajo, subrayó Merkel. Es decir, que el Gobierno no dudará en intervenir para proteger el empleo, lo que, en el medio y largo plazo, tendrá graves consecuencias sobre la productividad laboral, la competitividad de las empresas, las finanzas estatales y, en definitiva, la economía real.
"Con los 32.000 millones de euros que queremos aprobar en el Parlamento nos convertimos entre los país de la Unión Europea que darán más impulsos a la coyuntura", dijo Merkel un una declaración ante el Bundestag con motivo del próximo Consejo Europeo.
Merkel recordó que los planes de la Comisión Europea (CE) contemplan un paquete adicional de impulso a las inversiones por valor de 200.000 millones de euros, lo que supone el 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE. De este total, la CE asumirá 30.000 millones de euros, y el resto espera conseguirlo de los socios.
La canciller no descartó que, en caso de necesidad, Alemania habilite nuevos fondos. "Hemos dicho que analizaremos el curso de la crisis, puse la situación va cambiando; a comienzos de año veremos lo que hacemos, pero ahora mismo no podemos decir si aprobaremos medidas adicionales", dijo.
"Alemania es la locomotora económica, pero sólo podrá seguir siéndolo si no hay una deslocalización de puestos de trabajo, subrayó Merkel. Es decir, que el Gobierno no dudará en intervenir para proteger el empleo, lo que, en el medio y largo plazo, tendrá graves consecuencias sobre la productividad laboral, la competitividad de las empresas, las finanzas estatales y, en definitiva, la economía real.
Zapatero hipoteca el 30% del PIB
Y en España, el Ejecutivo ha hecho de esta crisis su bandera socialdemócrata para acabar con el liberalismo.
En tan sólo tres trimestres, el Gobierno se ha gastado más de 22.000 millones de euros en promesas electorales abriendo un agujero en la caja estatal de 13.000 millones de euros. El tan aclamado superávit se ha dilapidado en un tiempo récord, y, empleando las palabras de Zapatero, España ya no está en la Champions League.
Con los últimos planes aprobados por Zapatero, la hipoteca a la que se enfrentan las familias y las empresas que operan en España es de 300.000 millones de euros, el 30% del PIB, que habrá que pagar con subidas de impuestos y emisiones de deuda. En este volumen de ayudas no se incluyen las nuevas iniciativas que el Ejecutivo estudia para apoyar la exportación.
En concreto, el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, se mostró este jueves preocupado por el efecto que la crisis puede tener en las empresas exportadoras y planteó la posibilidad de intervención pública para apoyar o garantizar las exportaciones o incluso financiarlas directamente.
Según Sebastián, hay que intentar que la contracción económica y los problemas para acceder a financiación no hagan más difícil a las empresas su salida al exterior.
En un acto organizado por Telefónica, el ministro hizo hincapié en la urgente necesidad de crédito en la economía y, en ese contexto, apuntó que puede ser conveniente que el Estado intervenga en el mercado para apoyar o garantizar las exportaciones o incluso llegar a financiarlas.
Sebastián comparó la situación actual de las empresas que no consiguen crédito con los jugadores de un equipo de fútbol que no tienen balón y, por tanto, no pueden jugar.
Según Sebastián, hay que intentar que la contracción económica y los problemas para acceder a financiación no hagan más difícil a las empresas su salida al exterior.
En un acto organizado por Telefónica, el ministro hizo hincapié en la urgente necesidad de crédito en la economía y, en ese contexto, apuntó que puede ser conveniente que el Estado intervenga en el mercado para apoyar o garantizar las exportaciones o incluso llegar a financiarlas.
Sebastián comparó la situación actual de las empresas que no consiguen crédito con los jugadores de un equipo de fútbol que no tienen balón y, por tanto, no pueden jugar.
El problema -que no citó el ministro- es que dar oxígeno a las empresas con dinero público perjudicará la rentabilidad de la deuda española y hará aún más difícil financiar el déficit que, según admite el propio Zapatero, escalará, al menos, hasta el 4,5% del PIB en 2009.