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John Stossel

¿El déficit comercial le quita el sueño?

Las estadísticas comerciales oscurecen la realidad. Los individuos solamente intercambian cuando cada uno espera lucrarse. Si no lo esperasen, no llegarían a un acuerdo. Eso se cumple incluso cuando una de las partes es norteamericana y la otra china.

Me dicen que debo preocuparme por el déficit comercial. Tertulianos y políticos populistas se frotan las manos. El déficit comercial es "un tumor maligno en las entrañas de la economía norteamericana", dice Pat Buchanan. Lou Dobbs está muy inquieto porque "pedimos prestados cerca de 3.000 millones de dólares al día sólo para pagar nuestras importaciones".

Los economistas me han enseñado que el déficit comercial no es un gran problema. El déficit presupuestario sí puede serlo, pero es una cosa distinta. Pero viendo a tantos opinadotes y políticos alarmados, comencé a preguntarme si había algo que se me escapaba.

Entonces pensé en mi supermercado local. Compro todas las semanas en Food Emporium. Gasto miles de dólares al año allí. Pero el supermercado nunca me compra nada. Nada de nada.Y aún así no hay problema. Más aún, ¡es algo fantástico! Imagine si sólo pudiera comprar en la tienda en la medida en que ella necesitase de mis servicios. Me moriría de hambre. Sería un trueque, y la humanidad desechó el trueque por el dinero hace eones precisamente por ser tan incómodo.

Las estadísticas comerciales oscurecen la realidad. Los individuos solamente intercambian cuando cada uno espera lucrarse. Si no lo esperasen, no llegarían a un acuerdo. Eso se cumple incluso cuando una de las partes es norteamericana y la otra china. El comercio es el comercio. Si no nos preocupan las balanzas comerciales a nivel individual, ¿qué más da si en un año concreto los norteamericanos como grupo compran más a los chinos de lo que ellos nos compran a nosotros?

En realidad, da lo mismo. Es más, incluso es positivo. Los extranjeros compran productos perecederos (y productos financieros) a cambio de papel moneda. Solamente pueden hacer tres cosas con nuestros dólares: comprar bienes y servicios americanos, ahorrarlos o invertirlos en Estados Unidos (incluyendo la compra de deuda nacional norteamericana). En otras palabras, la mayor parte de lo que los extranjeros no gastan aquí, lo invierten aquí. El déficit comercial está acompañado por un saldo positivo de la cuenta de capital.

¿Debe preocuparnos que los extranjeros vean la economía norteamericana como un buen lugar para invertir su dinero? No puedo ver el motivo. Creo que debemos verlo como algo maravilloso: confían en el futuro de Estados Unidos lo bastante para invertir en él. La inversión crea productos nuevos y empleos mejores.

Especialmente absurda es la idea de Dobbs de que el déficit comercial significa que estamos en deuda con los extranjeros. A excepción de los valores que compran los extranjeros, esto simplemente no es cierto. Como escribía el economista de la Universidad George Mason Donald Boudreaux en el número de la revista The Freeman, "Si Sony utiliza los 2.000 dólares que gana por vender ordenadores a estadounidenses en comprar acciones por valor de 2.000 dólares de Exxon, el actual déficit por cuenta corriente norteamericano se eleva en 2.000 dólares, pero no se genera ninguna deuda real. Ningún norteamericano le debe nada a Sony... ¡Simplemente, el denominado déficit comercial no es deuda!"

Boudreaux agrega: "Si aplaudimos cuando los ciudadanos de Wisconsin ahorran e invierten en empresas de software en California o en naranjales en Florida, ¿por qué no deberíamos estar igualmente contentos cuando los ciudadanos de Shangai ahorran e invierten en esas mismas firmas norteamericanas?"

Un buen punto, especialmente si se tiene en consideración que la única manera de reducir el déficit comercial es que el gobierno nos prohíba comprar lo que queramos.

Lo que los fanáticos del miedo comercial no dicen es que los países con excedentes comerciales con frecuencia no salen muy bien parados. Japón registró un excedente comercial a lo largo de toda su larga recesión, que comenzó en 1990 y apenas empieza a ceder ahora. Por el contrario, los países que registran los déficits comerciales experimentan a menudo auges económicos. Un estudio del Cato Institute concluye: "Al contrario de lo que normalmente se piensa, los déficit comerciales en aumento están correlacionados con crecimientos del PIB y de la fabricación más rápidos y caídas del paro más acusadas, mientras que los déficits comerciales que se reducen están asociados a un PIB y una fabricación de crecimiento más lentos y una tasa de paro en aumento". Adam Smith tenía razón al escribir: "Nada, sin embargo, puede ser más absurdo que toda esta doctrina de la balanza comercial".

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