Rafael Simancas, portavoz y candidato socialista madrileño, acusó a Esperanza Aguirre de querer privatizar todo, incluida la sanidad, con lo cual “los ciudadanos que accedan a la medicina serán los que se la puedan pagar”. Noël Climent, sindicalista catalán de CCOO, pidió que las autoridades de Cataluña recauden todos los impuestos, y añadió: “El pueblo catalán es muy solidario, pero una solidaridad impuesta deja de ser solidaridad”.
Dada la situación del país, es comprensible la imperiosa necesidad de los socialistas de mentir y presentar al PP como partidario de medidas muy radicales. Pero ¡ojalá no mintieran en esto! Ojalá fueran los del PP tan osadamente liberales como para privatizar la sanidad. En realidad, no privatizan nada, ni siquiera las absurdas televisiones públicas. Para privatizar tendrían que atreverse a desmontar al menos dos ficciones subyacentes en el argumento de don Rafael: una, pretender que si no hay privatización el mundo es un paraíso porque tenemos de todo, sin pagar; y otra, alegar que es “justo” que a algunas personas el gobierno les arrebate lo que es suyo.