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Manuel Ayau

Analfabetismo económico de la burocracia

El peor problema no es el analfabetismo de la población, sino el analfabetismo económico de nuestras altas esferas burocráticas, tanto nacionales como internacionales, lo cual seguirá impidiendo la reducción de la pobreza en América Latina.

Según la prensa, el Congreso de Guatemala tendrá una agenda muy social y muy ocupada. Se anuncia que se promulgará una ley prohibiendo el crimen organizado y probablemente otra prohibiendo el crimen desorganizado. Además se promulgará otra ley prohibiendo todo lo que ya está prohibido porque dicen que la gente no entiende hasta que se le prohíben las cosas varias veces.

La economía chilena, la que más se aproxima a una economía dirigida por el mercado en América Latina, creció 5,3% el año pasado y la nueva presidenta dice que no va a hacer olas ideológicas. Los demás países de América Latina, mercantilistas como siempre, se siguen empobreciendo con un crecimiento inferior al aumento de su población. Europa, con su legislación social esclerótica creció al 0,5%. Entre tanto países como China, con una economía cada vez más dirigida por el mercado y no por el gobierno, creció un 9,4%; Hong Kong al 8,2%; India al 8,0%.

Mientras unos crecen y en consecuencia disminuyen su pobreza y sus problemas sociales, otros se empobrecen, culpando de ello a la mala distribución de la riqueza y entonces proponen quitarles a unos pocos para redistribuirlo entre muchos. Esos pocos pronto dejan de esforzarse y de invertir o se llevan su dinero al extranjero. Nuestros políticos y burócratas creen erradamente que la producción de riqueza es un juego de suma cero; es decir, que lo que unos ganan es lo que otros pierden.

En Guatemala se lamenta el desempleo y la falta de oportunidades, pero nos dejamos embaucar por demagogos que impiden el progreso, probablemente sin saberlo y quizás hasta con las mejores intenciones. Nuestro Vicepresidente trajo a un experto internacional (experto en demagogia) que vino a decirle a los burócratas que lo que necesitamos es abolir la pobreza (como si alguien estuviese a favor de ella); que necesitamos más educación (como si hubiese gente a favor de la ignorancia); que hay que invertir en salud (como si algunos estuviesen a favor de la enfermedad) y capitalizar a la gente (¿hacerlos capitalistas?). Según la prensa, repitió una letanía de lugares comunes, disociadores en el sentido que todo ello implica la culpabilidad de alguien, como si esas carencias fuesen deliberadas o la causa de culposa negligencia, todo lo cual es otro ejemplo del afán disociador de los izquierdistas que explotan la pobreza y cuyo remedio es, invariablemente, quitarle a los ricos con impuestos progresivos. El peor problema no es el analfabetismo de la población, sino el analfabetismo económico de nuestras altas esferas burocráticas, tanto nacionales como internacionales, lo cual seguirá impidiendo la reducción de la pobreza en América Latina.

La inversión social más importante y urgente es en infraestructura y en eliminar los estorbos a disminuir la pobreza; pero como priva la demagogia social, se descuida lo importante para atender lo políticamente vistoso y electoralmente conveniente.

En Libre Mercado

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