El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acaba de cosechar una nueva derrota en esa alocada política en que se ha embarcado de mover el sillón a los presidentes de las empresas privatizadas nombrados por el PP y entregar a los nacionalistas catalanes todo cuanto les pidan. Zapatero quería que Gas Natural se hiciera con Endesa a precio de saldo y acaba de encontrarse con que la compañía eléctrica va a terminar en manos alemanas.
La OPA que ha lanzado la alemana E.On sobre Endesa ha caído como un jarro de agua fría en Moncloa. La posición oficial del Gobierno al respecto, expresada por el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, es que el Ejecutivo quiere "empresas fuertes de matriz española". Pero cuando estamos dentro de la Unión Europea, nadie puede impedir a las compañías de otros Estados miembros que adquieran sociedades españolas, de la misma forma que las empresas y bancos españoles realizan compras en otros lugares de la UE. Son las reglas del juego, le guste o no a Zapatero, que es quien ha dado lugar a esta situación con su deseo de entregar Endesa a Gas Natural a cualquier precio. Con su actitud a favor de que la eléctrica terminase en manos de la gasista catalana, el mensaje que ha enviado Zapatero a todo el mundo es que el Ejecutivo no pone pegas a un cambio de propiedad en Endesa. Y E.On, que pertenece a un país de la UE, se ha hecho eco del mensaje y ha modificado sus planes para expandirse por España en lugar de hacerlo por el Reino Unido, como tenía pensado en un principio con el intento de adquisición de Scottish Power. Si Zapatero y el Gobierno no hubieran intervenido a favor de Gas Natural, esto no hubiera ocurrido, pero, al hacerlo, han dado lugar a que Endesa acabe en manos alemanas, lo que no es bueno ni malo, sino parte del juego empresarial comunitario que Zapatero no ha tenido en cuenta. Así es que, si al Ejecutivo no le parece bien, la culpa es suya por comportarse como se ha comportado.
Sobre Endesa aún existe la acción de oro, o derecho que se reserva el Gobierno a vetar determinadas operaciones de la eléctrica, entre ellas su venta. Pero, en las circunstancias actuales, parece muy difícil que el Ejecutivo pueda ejercitar ese derecho porque no tiene ninguna razón para ello. Por mucho que Zapatero insistió a la canciller alemana, Angela Merkel, cuando le llamo el pasado lunes por la tarde para comunicarle la oferta, en que Endesa opera en un sector regulado, lo cierto es que ese argumento no sirve para frenar la OPA en tanto en cuanto E.On ha dicho que no se va a desprender de ningún activo de Endesa, que va a mantener sus planes de inversión y que convertirá a Endesa en la unidad operativa para el sur de Europa y Latinoamérica, además de mantener la sede en España. O sea, que Endesa seguirá siendo la misma, solo que sus propietarios serán alemanes y, además, crecerá, porque a todos sus negocios se unirán los de E.On en el sur de Europa. Por tanto, y desde esta perspectiva, el Gobierno no tiene nada que decir ni puede hacerlo. Además, la llamada de Merkel es una señal clara del respaldo del Ejecutivo germano a la operación, y Zapatero necesita llevarse bien con los alemanes si quiere salvar parte de los pocos fondos europeos que va a recibir España a partir de 2007, después de todo lo que ya ha perdido a causa de lo mal que jugó sus bazas y de una estrategia de política exterior equivocada.
E.On ha acabado con cualquier posibilidad de que Endesa termine en manos de Gas Natural. De entrada, el precio de 27,5 euros por acción que ha ofrecido es sensiblemente superior a los 21,3 euros que iba a pagar Gas Natural y, además, es todo en metálico, frente al 35% en metálico y el 65% en acciones ofrecido por la gasista. Gas Natural carece de capacidad financiera no ya para superar sino tan solo para igualar esta oferta porque su tamaño es, aproximadamente, el 35% del de Endesa. Pero también le ha puesto muy difícil llevar a cabo nuevas operaciones corporativas en España.
Si Gas Natural quiere hacerse con una eléctrica en nuestro país, ya no tiene más que dos posibilidades: Iberdrola y Unión Fenosa. Pero la primera sabe defenderse muy bien, después de haber estado por dos veces en el punto de mira de la gasista controlada por La Caixa y ahora está más que sobre aviso. En cuanto a Unión Fenosa, tiene un núcleo duro formado por ACS, la Caja de Ahorros de Galicia, la Corporación Caixa Galicia y Caixa Nova quienes, en conjunto, controlan el 44% del capital, un porcentaje que será superior debido al deseo de ACS de aumentar su participación del 22% al 30%. Y parece poco probable que la constructora que preside Florentino Pérez esté dispuesta a vender a Gas Natural si se tiene en cuenta que los Albertos, que se encuentran entre los accionistas principales de ACS, son socios de los gallegos en la papelera Ence.
Por otra parte, hay que tener en cuenta la cuestión del precio. E.On va a pagar los títulos de Endesa a los mismos multiplicadores a los que pagó ACS su participación en Unión Fenosa, con lo que el mercado no aceptará un precio inferior si hay un nuevo intento de OPA sobre una eléctrica por parte de Gas Natural. Además, probablemente exigiría todo en metálico, después del ejemplo que ha dado la eléctrica alemana. Y todo esto es un lujo demasiado caro para la gasista catalana quien, por ir de prepotente por la vida en vez de haber buscado una operación amistosa, como ha hecho E.On, probablemente ha perdido cualquier opción de hacerse con una eléctrica, para enfado de Carod Rovira que ve como su proyecto independentista acaba de perder el pilar de la viabilidad energética.
¿Quiénes son los responsables de todo esto? En el Gobierno hay tres nombres: Zapatero, el ministro de Industria, José Montilla, y el director de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, Miguel Sebastián, que han actuado de forma irresponsable, y puede que ilegal, con tal de salirse con la suya. En el ámbito de La Caixa, el promotor de la operación, que no es otro que el ambicioso presidente de Repsol, Antoni Brufau, es quien ha echado a perder cualquier oportunidad de Gas Natural de hacerse con una eléctrica a causa de la prepotencia y las malas formas con que ha llevado a cabo tanto el intento de asalto a Endesa como, hace tres años, a Iberdrola. Todos ellos acaban de recibir una lección a la alemana.