LD (EFE) Sardón, sobre el que pesan acusaciones de presuntas apropiación indebida y estafa, ha sido trasladado en torno a las 23,30 horas al centro penitenciario Madrid II-Alcalá Meco, tras haber estado prestando declaración durante toda la jornada del lunes en la Audiencia Nacional. Así, Anibal Sardón se convierte en el cuarto imputado de Gescartera que ingresa en prisión, después de Antonio Camacho -quien todavía permanece en la cárcel de Soto del Real-, la presidenta de la agencia, Pilar Giménez-Reyna, y el asesor fiscal Julio Rodríguez Gil, ambos en libertad provisional.
La decisión que ha adoptado la juez se ajusta expresamente a lo solicitado por el fiscal Anticorrupción, quien se había guiado por el riesgo de fuga que veía en el imputado, las presuntas falsedades vertidas en su declaración de este lunes y los documentos incautados en las oficinas de su empresa, AGP. Otras acusaciones también habían pedido un endurecimiento de las medidas cautelares de Sardón, quien desde su primera declaración, en julio de 2001, debía comparecer diariamente en la Audiencia Nacional y le fue retirado su pasaporte.
No era un “mero comercial”
El fiscal entiende que Sardón participó en la captación de dinero de clientes para Gescartera, pero no se limitó a ser un "mero comercial". Según los documentos incautados en su empresa, AGP, Sardón conocía lo que estaba pasando y además cobraba de Gescartera. En su declaración de este lunes fue interrogado sobre los datos contables aparecidos en su ordenador, en los que se muestra que los clientes captados por Sardón recibían por sus inversiones rentabilidades del entorno del 4 por ciento, mientras que él mismo y su familia conseguían rendimientos de hasta el 34 por ciento. El fiscal opina que Sardón cobraba estos diferenciales a través de una empresa llamada Tecnibran, y el dinero se ingresaba en una cuenta denominada ACF-ASA (siglas que responden a los nombres de Antonio Camacho Friaza, el propietario de Gescartera, y Anibal Sardón).
El comercial de Gescartera, que a través de su empresa AGP captó unos 3.000 millones de pesetas (18,03 millones de euros) para la agencia, explicó que esos datos eran meras invenciones propias, similares "a los juegos de guerra", con los que únicamente pretendía convencer a Camacho de que AGP era rentable. Sardón aseguró, además, que él mismo realizaba inversiones a través de Gescartera, donde -según su relato- perdió 160 millones de pesetas (cerca de un millón de euros), al igual que el resto de clientes de la agencia de valores.
La decisión que ha adoptado la juez se ajusta expresamente a lo solicitado por el fiscal Anticorrupción, quien se había guiado por el riesgo de fuga que veía en el imputado, las presuntas falsedades vertidas en su declaración de este lunes y los documentos incautados en las oficinas de su empresa, AGP. Otras acusaciones también habían pedido un endurecimiento de las medidas cautelares de Sardón, quien desde su primera declaración, en julio de 2001, debía comparecer diariamente en la Audiencia Nacional y le fue retirado su pasaporte.
No era un “mero comercial”
El fiscal entiende que Sardón participó en la captación de dinero de clientes para Gescartera, pero no se limitó a ser un "mero comercial". Según los documentos incautados en su empresa, AGP, Sardón conocía lo que estaba pasando y además cobraba de Gescartera. En su declaración de este lunes fue interrogado sobre los datos contables aparecidos en su ordenador, en los que se muestra que los clientes captados por Sardón recibían por sus inversiones rentabilidades del entorno del 4 por ciento, mientras que él mismo y su familia conseguían rendimientos de hasta el 34 por ciento. El fiscal opina que Sardón cobraba estos diferenciales a través de una empresa llamada Tecnibran, y el dinero se ingresaba en una cuenta denominada ACF-ASA (siglas que responden a los nombres de Antonio Camacho Friaza, el propietario de Gescartera, y Anibal Sardón).
El comercial de Gescartera, que a través de su empresa AGP captó unos 3.000 millones de pesetas (18,03 millones de euros) para la agencia, explicó que esos datos eran meras invenciones propias, similares "a los juegos de guerra", con los que únicamente pretendía convencer a Camacho de que AGP era rentable. Sardón aseguró, además, que él mismo realizaba inversiones a través de Gescartera, donde -según su relato- perdió 160 millones de pesetas (cerca de un millón de euros), al igual que el resto de clientes de la agencia de valores.