L D (EFE) Según fuentes jurídicas presentes en la declaración del apoderado, Sierra de la Flor aseguró haber firmado el talón destinado a Ramallo a finales del año 2000, cuando éste había abandonado su cargo en la CNMV y estaba iniciando su actividad como notario. Sin embargo, el ex presidente de CNMV ha negado "rotundamente" haber cobrado este talón. "Nunca he recibido un dinero de Gescartera que no fuera consecuencia de una actuación profesional mía" como notario, actividad que desarrolla desde que abandonó su cargo en la CNMV, en octubre del 2000.
Sierra de la Flor, que declaró este miércoles por segunda vez ante la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, reconoció en su primera comparecencia el pasado 7 de febrero haber emitido talones al portador de la agencia por importe de unos 1.000 millones de pesetas, de los que desconocía el destinatario. Aunque Sierra de la Flor dice no conocer con certeza el destino de estos talones que él mismo emitía, sí recuerda que Camacho le mencionó algunos nombres, como el de Luis Ramallo, quien habría sido destinatario de un cheque de 90.152 euros. Otros de los nombres que ha mencionado en su comparecencia han sido los de los responsables de Asesores 2000, Roberto Santos y Jesús Carrillo, el párroco de Cuenca Teodoro Bonilla, así como Juan Soler y Fernando Grassi, éste último directivo del HSBC.
Previamente a su comparecencia, las partes han tenido acceso al informe pericial encargado para averiguar el destino de los talones que emitió Francisco Javier Sierra de la Flor. Del informe se desprende que en el último año y medio de actividad de Gescartera, desde finales de 1999, los clientes de la agencia de valores retiraron unos 17,4 millones de euros (2.899 millones de pesetas), entre ellos el Colegio de Arquitectos de Madrid y la Armada, que recuperaron en total unos 3 millones de euros (500 millones de pesetas). La mayor parte de los fondos retirados por los clientes, unos 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas), se sacaron de las cuentas que Gescartera tenía en la sucursal de La Caixa en Majadahonda (Madrid).
En su declaración, Sierra de la Flor mantuvo la misma tesis que el apoderado Jose María Ruiz de la Serna de que el dinero de los clientes está depositado en el extranjero, tal y como también defendía Camacho inicialmente, aunque este último cambió después su versión para asegurar que el dinero se había perdido en inversiones desafortunadas.
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Sierra de la Flor, que declaró este miércoles por segunda vez ante la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, reconoció en su primera comparecencia el pasado 7 de febrero haber emitido talones al portador de la agencia por importe de unos 1.000 millones de pesetas, de los que desconocía el destinatario. Aunque Sierra de la Flor dice no conocer con certeza el destino de estos talones que él mismo emitía, sí recuerda que Camacho le mencionó algunos nombres, como el de Luis Ramallo, quien habría sido destinatario de un cheque de 90.152 euros. Otros de los nombres que ha mencionado en su comparecencia han sido los de los responsables de Asesores 2000, Roberto Santos y Jesús Carrillo, el párroco de Cuenca Teodoro Bonilla, así como Juan Soler y Fernando Grassi, éste último directivo del HSBC.
Previamente a su comparecencia, las partes han tenido acceso al informe pericial encargado para averiguar el destino de los talones que emitió Francisco Javier Sierra de la Flor. Del informe se desprende que en el último año y medio de actividad de Gescartera, desde finales de 1999, los clientes de la agencia de valores retiraron unos 17,4 millones de euros (2.899 millones de pesetas), entre ellos el Colegio de Arquitectos de Madrid y la Armada, que recuperaron en total unos 3 millones de euros (500 millones de pesetas). La mayor parte de los fondos retirados por los clientes, unos 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas), se sacaron de las cuentas que Gescartera tenía en la sucursal de La Caixa en Majadahonda (Madrid).
En su declaración, Sierra de la Flor mantuvo la misma tesis que el apoderado Jose María Ruiz de la Serna de que el dinero de los clientes está depositado en el extranjero, tal y como también defendía Camacho inicialmente, aunque este último cambió después su versión para asegurar que el dinero se había perdido en inversiones desafortunadas.
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