L D (Agencias) Tras el traslado, los peritos intentarán buscar entre los miles de documentos de Gescartera los reflejos contables de los más de 1.000 millones de pesetas que llegaron en metálico a la agencia de valores procedentes de la sucursal de La Caixa en Majadahonda (Madrid), según reveló el apoderado y consejero de Gescartera Francisco Javier Sierra de la Flor.
Según este imputado, el dinero que se recogía en La Caixa mediante cheques firmados por él quedaba depositado en Gescartera para realizar pagos a clientes. Sin embargo, la juez y el teniente fiscal Anticorrupción, Luis López Sanz, desconfían de la existencia de justificantes de estos pagos, además de que consideran "extraño" que los hipotéticos rendimientos de las inversiones se pagaran en metálico.
Lo normal es pagar a los clientes mediante transferencia o con talones, pero nunca en metálico, salvo en el caso de que haya inversores con "dinero B", extremo que está cobrando mayor peso con el descubrimiento de listados de clientes paralelos a los que figuraban en la contabilidad general. Además, la mayoría de los cheques que firmó Sierra de la Flor contenían el importe en números redondos, algo muy extraño si, como dijo el imputado, eran fruto del rendimiento de unas inversiones.
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Según este imputado, el dinero que se recogía en La Caixa mediante cheques firmados por él quedaba depositado en Gescartera para realizar pagos a clientes. Sin embargo, la juez y el teniente fiscal Anticorrupción, Luis López Sanz, desconfían de la existencia de justificantes de estos pagos, además de que consideran "extraño" que los hipotéticos rendimientos de las inversiones se pagaran en metálico.
Lo normal es pagar a los clientes mediante transferencia o con talones, pero nunca en metálico, salvo en el caso de que haya inversores con "dinero B", extremo que está cobrando mayor peso con el descubrimiento de listados de clientes paralelos a los que figuraban en la contabilidad general. Además, la mayoría de los cheques que firmó Sierra de la Flor contenían el importe en números redondos, algo muy extraño si, como dijo el imputado, eran fruto del rendimiento de unas inversiones.
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