L. D. / EP.- El informe, publicado en varios volúmenes con numerosos cuadros contables, atribuye a Gescartera y a sus responsables la titularidad de unos fondos de alrededor de 2.000 millones de pesetas, cuando la CNMV había hablado de unos 29.000 millones y el propio Antonio Camacho, dueño de la agencia, elevó a 80.000 en sus declaraciones judiciales.
Según las citadas fuentes, ese limitado ámbito económico del informe puede indicar que Gescartera utilizó personas interpuestas para manejar los fondos depositados en bancos o bien que hubo evasión de capitales a entidades extranjeras fuera del control del Banco de España.
Cabe recordar que el HSBC, una de las entidades con las que más operaba Camacho, solo es supervisaba muy parcialmente por el Banco de España dado su carácter intrernacional y su sede en el extranjero.
En el informe que, al parecer, el propio Banco de España admite que se ha tenido que realizar muy rápidamente, se señala que a partir de 1996 empiezan a detectarse algunas peculiaridades contables en el dinero depositado en las cuentas de Gescartera que, en su momento, no se vieron relevantes.
El Banco de España, según las citadas fuentes, indica que esas “rarezas” se multiplicaron a partir de 1997 hasta ser evidente que existían anomalías. No obstante, la entidad emisora cree tener controlados esos 2.000 millones de pesetas repartidos en cuentas abiertas en distintas entidades financieras españolas.
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Según las citadas fuentes, ese limitado ámbito económico del informe puede indicar que Gescartera utilizó personas interpuestas para manejar los fondos depositados en bancos o bien que hubo evasión de capitales a entidades extranjeras fuera del control del Banco de España.
Cabe recordar que el HSBC, una de las entidades con las que más operaba Camacho, solo es supervisaba muy parcialmente por el Banco de España dado su carácter intrernacional y su sede en el extranjero.
En el informe que, al parecer, el propio Banco de España admite que se ha tenido que realizar muy rápidamente, se señala que a partir de 1996 empiezan a detectarse algunas peculiaridades contables en el dinero depositado en las cuentas de Gescartera que, en su momento, no se vieron relevantes.
El Banco de España, según las citadas fuentes, indica que esas “rarezas” se multiplicaron a partir de 1997 hasta ser evidente que existían anomalías. No obstante, la entidad emisora cree tener controlados esos 2.000 millones de pesetas repartidos en cuentas abiertas en distintas entidades financieras españolas.
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